Agentes de Cáritas26/10/2021

Corazones emocionados

Nuestra compañera, Belén Lado, relata para nosotros un momento de emoción en torno a nuestro 60 Aniversario.

Ayer Noelia, compañera de trabajo de Cáritas paseando por la zona de la Plaza del Cedro se fijó en un corazón y en él, el nombre de una de las voluntarias que colabora con piso de migrantes: Mireia.

Se emocionó y le envió la foto a Mireia y también la compartió con el resto de compañeros del Área de Inclusión de la que forma parte. Al enviarnos la foto le contesté: «¡qué emocionante!».

Y Noelia, me contestó: «Eso me ha dicho Mireia. Está súper contenta, qué detallazo, mi enhorabuena a quien tuvo la idea, yo también me he emocionado».

Y en ese momento, en el transcurso de esos minutos en que aconteció todo esto pensé: este momento merece ser eternizado, momentos, minutos rescatados al olvido que deben ser eternizados.

Momentos en que tres corazones se conectan de emoción, tres corazones emocionados.

Mi corazón emocionado conecta con Noelia y Mireia y también proyecta su emoción con la de los corazones de tantas y tantas personas con nombres y rostros concretos. Porque durante 60 años hemos sentido y nos hemos emocionado mucho.

Son otras personas, como Mireia, las que nos han emocionado mucho. Miles de corazones que han sentido:

  • el inmenso abrazo de acogida a las personas que atendemos;
  • el enorme dolor de personas rotas, heridas;  
  • la frustración e impotencia ante tanta injusticia;
  • el profundo silencio del no saber qué decir;
  • las dudas, miedos, inseguridades de estar haciendo lo correcto;
  • la alegría de la dicha porque hemos visto algún cambio en sus vidas;
  • la alegría del encuentro cuando vuelven a decirnos: «ya estamos un poco mejor».

Y tantas, tantas, emociones encontradas (a veces no reconocidas o identificadas) pero que forman parte de nuestra historia.

Porque toda Cáritas con su 60 Aniversario está llena de corazones inmensamente emocionados. Durante 60 años hemos hecho mucho, pero sobre todo hemos sentido mucho, hemos latido mucho.

Es el latir de la vida, de Él, que vino a darnos vida para vivirla y sentirla en abundancia junto a otros.