13/03/2023

San Honorato de Vinalesa, una Cáritas al servicio de quienes más lo necesitan

Una de las Caritas más antigua de nuestra diócesis es la de San Honorato de Vinalesa por lo que recibió uno de los reconocimiento de Cáritas Valencia a su labor.

Una de las Caritas más antigua de nuestra diócesis es la de San Honorato de Vinalesa por lo que recibió uno de los reconocimiento de Cáritas Valencia a su labor ininterrumpida implicando, como corazón de Evangelio, a generaciones de voluntarios y voluntarias desde antes de mitad del siglo XX.

Honorato Ros, miembro actual de  Cáritas, publicó en 2022, “La parroquia de Vinalesa, 550 años de historia”, donde narra, a la vez que la de la parroquia, la evolución de la población, su cultura, tradiciones y economía

Son sus palabras las que, en el capítulo destinado a relatar los inicios y andadura, hasta hoy de Cáritas, nos muestran una Cáritas, ya en sus orígenes, comprometida con la promoción de las personas y con la escolarización de la infancia, de las necesidades de las diferentes épocas y de la solidaridad de los vecinos.      

El antecedente de la Cáritas Parroquial de san Honorato de Vinalesa estaría en la creación del Secretariado Parroquial de Caridad el 1 de enero de 1943, siendo cura párroco D. Vicente Lerga Comes.

Los ingresos, en este primer año, proceden de donativos, tanto dinerarios como en especie (448 kg de patatas y tomates y ocho docenas de huevos), cuotas y colectas. En cuanto a los gastos, además del pago de alimentos básicos como leche y carne, también figuran gastos en ropa y medicinas, así como becas para el ingreso de dos niños en el colegio de Massamagrell.

Desde el primer momento se intenta promocionar el trabajo, fundamentalmente de las mujeres, con un taller de ropa y confección, para el cual se compra una máquina de coser. Este taller funcionaría hasta los primeros años del siglo XXI, cuando se tiene que dejar el local y trasladarse a una casa particular cedida por una familia muy unida a la parroquia.

La visita a enfermos y mayores está presente entre los proyectos iniciales del secretariado y posteriormente de Cáritas Parroquial. Durante algunos años, el voluntariado de Cáritas organizaba la fiesta de las personas mayores con una eucaristía, merienda y actuación musical a cargo de la banda o coral de Vinalesa y una función teatral, normalmente un sainete, por el grupo de teatro local. En la jornada del enfermo, se ayudaba a trasladar a las personas mayores a la iglesia donde recibirían el sacramento de la unción de enfermos y Cáritas parroquial donaba un detalle a todos los asistentes. Por Navidad, algo que se sigue haciendo, es visitar en sus casas a las personas mayores y enfermas que lo desean, donde las personas voluntarias de Cáritas, acompañadas por niños de catequesis, Scouts y OJE, les cantan villancicos y les dan una ‘casca’. Este año se ha cambiado el presente por una planta típica de Navidad.

El uno de octubre de 1961 se constituyó Cáritas Parroquial, siendo su presidente el nuevo cura, D. Antonio Barber Pons.

Durante algunos años, para incrementar los ingresos, se hacía una recogida de cartón y chatarra e, incluso, se hacía recría de pollitos. Casi nunca se ha destinado la colecta del segundo domingo de mes a Cáritas, tan solo las extraordinarias del Jueves Santo y Navidad, además de la del Corpus que se destina a Valencia.

Algunos años, pocos, se ha recurrido a la Ayuda Global de Cáritas Diocesana, para ayudar a pagar recibos de suministros y alquiler. Lo que sí se solicitó y fue de gran ayuda, fueron las ayudas del programa FAOG que tuvo una duración de dos o tres años.

En 1992, la OJE de Vinalesa comienza la campaña “Cistellasolidària” que consiste en la recogida de alimentos por toda la población. Esta recogida, junto con alguna donación más del colegio Vedruna o del Club de Fútbol Base de la localidad que organiza un torneo solidario por Navidad, permite cubrir las necesidades de reparto de alimento el primer trimestre del año. 

Desde 1996, con alguna interrupción, se ha solicitado la ayuda del Programa de Alimentos de la Unión Europea.

Durante unos años, colaboró con el equipo de Cáritas la hermana carmelita María Dolores Pallardó que incentivó la visita a las personas mayores y enfermas. Cuando se fue a las misiones a Perú y creó la ONG TUPAY, Cáritas parroquial estuvo colaborando económicamente con esta asociación. Aunque sigue vigente esta ONG, al fallecer la hermana e incrementarse las necesidades locales, se ha ido abandonando esta colaboración.

Actualmente, el equipo de Cáritas parroquial lo forman 11 personas, diez mujeres y un hombre, además del párroco como presidente y el local se ha trasladado a la ermita de Santa Bárbara, donde se hace la acogida y se reparten los alimentos, se hace donación de ropa y, algunos años, de juguetes. «Estamos muy en contacto con los Servicios Sociales municipales que nos derivan a las personas o familias más vulnerables y realizan el informe social preceptivo para tener derecho a participar en el programa del Banco de alimentos. Hacemos derivaciones a cursos de formación, bien de la Fundación Dasyc como de Cáritas Diocesana y, aunque no tenemos equipo de empleo, sí que tratamos de ayudar en la búsqueda de trabajo», nos explican.

Un documento imprescindible que muestra la inagotable capacidad de Cáritas para hacerse eco del amor de Dios a los suyos, a los más frágiles de la sociedad.