Cáritas parroquiales24/08/2020

Susi Hernández: «La gente cuenta mucho con Cáritas, confía en ella»

Esta entrada fue publicada a lo largo del curso 2019-2020 y la recuperamos ahora en este tiempo de verano, para nuestros lectores y lectoras.

Cáritas de la parroquia de San Antonio de Padua en Catarroja está formada por un grupo, joven y nuevo, de once personas voluntarias, que no llevan muchos años en esta andadura y que ha llegado al voluntariado con el ánimo renovado, adaptándose a las necesidades del momento, siguiendo las pautas fijadas por Cáritas Diocesana, con formación constante, apoyándose en las nuevas tecnologías, en las redes sociales que es la realidad de nuestro tiempo, con una forma de trabajar en equipo que resulta muy eficiente. Atienden, hasta ahora, a una media de cincuenta familias que va al alza en las últimas semanas.

Así describe Susi Hernández, directora del equipo, la estructura básica del funcionamiento del grupo. Susi tomó el relevo, como voluntaria, de su propia madre. Y se define a sí misma como mamá, ama de casa, trabajadora en la empresa privada y voluntaria de Cáritas.

Susi, ¿cuál es la primera medida que tomasteis cuando se nos dijo que no podíamos salir de casa?

Pusimos un teléfono de contacto en la puerta de nuestro local de acogida que es donde todo el mundo acude y a una persona encargada de gestionarlo. Esta persona recoge las llamadas y las redistribuye a la parroquia que corresponda porque nosotros tenemos un local de acogida para todas las parroquias de Catarroja. Tenemos el economato y algún otro proyecto interparroquial pero las Cáritas somos independientes. También tenemos una atención muy especial a las redes sociales porque muchas personas contactan con nosotros a través de Facebook. Irene, la responsable de sensibilización, recoge los mensajes que llegan por esta vía. Compramos vales de Consum que han sustituido al reparto de alimentos porque la urgencia primera es la alimentación. Las compañías de suministros, al estar un poco en stand by a la espera de que pase el estado de alarma, permiten no tener esa urgencia, que suele pasar, en pagar los recibos de agua o luz y los caseros están siendo un poco flexibles con el cobro de los alquileres.

En el periodo que dura el estado de alarma, ¿en cuánto se han incrementado las familias que atendéis?

No podría hablar de porcentajes pero estamos dando de alta en el economato a muchas más. Las Cáritas están recibiendo todos los días llamadas de personas que no acudían antes a Cáritas. Son personas que antes tenían un empleíto de economía sumergida o en precario y ahora se han quedado sin ellos. La burocracia, ahora mismo, queda en un segundo lugar. Ficha, datos… por necesidad, hemos roto las reglas del juego. Por otra parte está la relación que tenemos con Servicios Sociales. De normal son ellos quienes nos necesitan más a nosotros y ahora es una relación bidireccional, muy efectiva.

¿Qué es lo más preocupante de esta situación?

Si una persona viene y me dice que no puede pagar el alquiler, que es una inversión grande, le digo que no se preocupe, que llame a su casero, hablamos nosotros con él y le pedimos que se espere. Lo importante es comer, mantenerse, no ponerse enfermo, cuidarse y poco a poco iremos viendo. Primero lo urgente, atender las necesidades básicas, y luego lo importante. Que la gente, cuando se levante, pueda comer, que los niños puedan comer y luego, ya veremos.

¿Cómo se te representa ese luego?

Muy complicado. La situación económica va a ser muy mala pese a que debemos tener la fuerza de pensar que los momentos de crisis son momentos de oportunidad. Todos tendremos que “resetearnos”, cambiar nuestros esquemas, nuestras expectativas y ponernos en marcha. La gente está mentalizada a que cuando nos levanten el confinamiento, quien pueda, deberá salir, con el debido cuidado, acudir a los comercios de proximidad… debe empezar a mover esto. Como nos hemos visto tan apurados, nos hemos dado cuenta de que esto es responsabilidad de todos. Todo el mundo está dispuesto a colaborar, a ayudar, se ofrecen… de momento nuestra escala de valores está cambiando.

Dices que todo el mundo se ofrece

Sí. Los de dentro de la Iglesia y los que no lo son y eso me conmueve mucho. La capacidad de llamada que tiene Cáritas, su poder de convocatoria… Si tú necesitas ropa de bebé, por ejemplo, corres la voz en Facebook y te sepultan a ropa de bebé al día siguiente. Es la solvencia del funcionamiento de Cáritas, de su gente… La gente cuenta mucho con Cáritas, confía en ella y, en este momento, personas que no son cercanas a la Iglesia, se ofrecen para lo que se necesite. Nos estamos sintiendo muy apoyados. Los feligreses que hacen muy buenos donativos el día del Amor Fraterno, como este año no se puedo celebrar, nos están llamando para dárnoslo en mano. Para que os hagáis una idea: nosotros tenemos dos días fuertes de colectas, Jueves Santo y el día de San Antonio, en enero. Este día, desde hace muchísimos años, los de Cáritas vendemos unos panecillos que bendice el párroco y este año hemos vendido seis mil seiscientos panes. En una sola parroquia y en un solo día.  

Por último, haznos una reflexión para la esperanza.

¡La unión hace la fuerza!