Amelia Martí: «Cuando veo las obras de Cáritas me siento orgullosa porque ahí tengo yo mi granito de arena»
Amelia lleva en Cáritas parroquial de la Inmaculada Concepción de Anna desde que se fundó.
Amelia Martí nos cuenta que tiene ochenta y nueve años y que sigue siendo feliz por pertenecer a Cáritas. Para ella supone un gran honor. Y así se trasluce en sus palabras plenas de ternura cuando, acompañada de Higinio Aleix, director de su Cáritas parroquial, nos relata sus vivencias y experiencias.
Amelia lleva en Cáritas parroquial de la Inmaculada Concepción de Anna desde que se fundó.
Apunta Higinio que eso fue en torno al año 1995.
Fue de las primeras que dijo sí al Señor para ocuparse de sus preferidos. «El párroco vio la necesidad de que se formara Cáritas y en cuanto me lo dijeron, yo encantada. Y cuando ya no pueda hacerlo con mi presencia, mi interior, mi fe estará ahí».
Por ello, por tantos años de dedicación, ha recibido el reconocimiento de Cáritas Diocesana en el Día Internacional del Voluntariado el pasado mes de diciembre.
Amelia explica: «Siempre he estado vinculada a todo lo que he podido en la Iglesia y lo seguiré estando mientras Dios me de vida. He cantado en el coro y he sido también lectora en misa. Soy fiel a mi fe. Cuando veo las obras de Cáritas me siento orgullosa porque ahí tengo yo mi granito de arena. Cuando hemos repartido comida sentíamos pena al ver cómo nos esperaban, las caritas de agradecimiento que tenían. En Navidad, con la bolsa de comida, les dábamos un regalito que les alegraba mucho. Yo tengo muy buena relación con los primeros migrantes que llegaron al pueblo y que se han quedado a vivir aquí. No mirábamos de dónde eran. Se les ayudó mucho y se sentían muy agradecidos».
«A Dios le estoy muy agradecida, —afirma—. Todos los días cojo mi garrote y voy a misa. Y tengo que decir que tenemos un equipo de Cáritas muy bueno. El sacerdote, Higinio, Inmaculada y Lolita. Y yo, claro».
Higinio afirma que tienen una comunidad parroquial, un Ayuntamiento y un pueblo muy especiales. En cuanto dicen “necesitamos”, todos se vuelcan con Cáritas.
«Hemos estado, —sigue Higinio—, más de un año sin tener ninguna familia ni persona que necesitaran nuestra intervención. Ahora estamos atendiendo a una familia. Con ella hemos iniciado la formula de los vales. La actividad no ha decaído en todo este tiempo y así vamos colaborando con Cáritas Diocesana. Recogida de ropa para Koopera, en la que Amelia tiene su turno correspondiente. Colecta de Jueves Santo. Las navidades después de la pandemia hicimos una colecta extraordinaria y llegamos a recoger más de siete mil euros. ¡En un pueblo que no llega a los tres mil habitantes! Y en la colecta para Ucrania, más de seis mil euros».
Amelia no quiere olvidarse de que también venden lotería y a ella le gusta mucho salir a la calle para repartirla entre los vecinos. Su hija tiene una hucha de Cáritas en su peluquería y así las clientas van dejando dinero.
Higinio ha arropado cada una de las palabras de Amelia y finaliza asegurando que es una persona excepcional en su dedicación a la Iglesia, resaltando, sin hacer de menos sus otras actividades, su voz en el coro. Bien modulada, entonada y preciosa. Voz, como ella misma, dedicada a Dios.