Agentes de Cáritas04/05/2022

Antonio Izquierdo: «Es un regalo para mí que me permitan colaborar»

Hablamos con Antonio, un voluntario que trabaja junto a niños y adolescentes en el Proyecto Babhel.

Antonio Izquierdo es uno de los voluntarios más veteranos de Cáritas. Junto a su mujer, trabajaron como voluntarios en Maristas, en Proyecto Hombre, en asociaciones destinadas al síndrome de Down… Actualmente, Antonio forma parte del Proyecto de Infancia Babhel, situado en el barrio de La Torre en València que se encarga de crear un espacio seguro para niños, niñas y adolescentes donde acuden a hacer actividades, juegos, repaso escolar y puedan relacionarse entre ellos, favoreciendo el trabajo en equipo y la convivencia.

Antonio nos cuenta cómo empezó siendo voluntario en Cáritas «A mí ya me conocían de otros sitios donde también era voluntario. Un día, me propusieron hacer el curso de voluntariado de Cáritas y así fue como conocí y acabé en Babhel». Con tantos años de experiencia a sus espaldas, Antonio explica cómo es trabajar con niños y adolescentes: «Me encargo de la parte de la enseñanza, más concretamente de las ciencias. A veces es difícil trabajar con niños y adolescentes porque yo soy profesor e ingeniero. Cuando hay alguna rebeldía, tal vez mi especialidad no me permite ponerme del todo en su piel. Intento hacerles ver que tiene que aprovechar esta oportunidad y el tiempo que disponen para aprender. Sé que no es fácil entenderlo con esa edad, pero hago todo lo que esté en mi mano para que lo entiendan».

En el ámbito personal, Antonio nos relata cómo ser voluntario es muy gratificante: «Ser voluntario es algo muy positivo. Enriquece mucho, pero te tiene que gustar, no puede ser una obligación. Hay que tener un compromiso y si en algún momento no se puede venir, avisar». Cuenta cómo de feliz se siente cuando un día no puede acudir a dar clases de repaso y al siguiente le muestran su cariño al decirle que le han echado de menos: «Es algo que no tiene precio», comenta emocionado.

Finalmente, Antonio hace hincapié en que poder ser voluntario de Cáritas es un privilegio: «Es un regalo para mí que me permitan colaborar. Poder aportar algo no me cuesta trabajo, al contrario, no cuesta nada y me voy muy satisfecho a casa sabiendo que he hecho algo por ellos», dice, refiriéndose a los niños, niñas y adolescentes que acompaña desde Babhel.