Cáritas parroquiales20/01/2023

Antonio Luque: «Nuestra Cáritas se constituyó en 1976 estudiando las necesidades a las que tenían que acudir»

En el Día del Voluntariado, Cáritas Valencia reconoció la labor de varias Cáritas parroquiales, entre ellas, la de la parroquia Patriarca San José de València.

En el Día del Voluntariado, Cáritas Valencia reconoció la labor ininterrumpida que Cáritas parroquial Patriarca San José de València lleva ejerciendo desde 1976. Una Cáritas que nació joven y sigue manteniendo intacta una juventud que llevan encima quienes se vuelcan, año tras año, en dar lo mejor de sí mismas y quienes, recién llegadas, aportan su empuje para crear un mundo mejor.    

Es Antonio Luque, su actual director, quien relata la historia de esta Cáritas enclavada en el entorno de la Avda. del Puerto, con un trasiego constante de trabajadores y familias buscando ganarse el sustento y conseguir una estabilidad económica.

Antonio ha pertenecido siempre a la parroquia y habla en primera persona de la evolución del barrio, de la parroquia y de sus gentes. 

«Nuestra Cáritas parroquial se constituyó en 1976. Anteriormente fueron las Hermanas Trinitarias las que mantenían un dispensario para atender a las personas mayores del barrio que no tenían seguridad social ni recursos para acudir a un médico privado».

De ahí, Ana López, cuando dejó por la edad el grupo Juniors de la parroquia, fue invitada por el párroco de entonces a formar la Cáritas parroquial. El sí de Ana López, más tarde trabajadora social y ocupando diferentes puestos de responsabilidad en Cáritas diocesana, concentró a un grupo de gente muy joven para dar forma a un espacio de acogida y ayuda a las personas y familias más faltas de recursos de la zona. Empezaron, para ser más eficaces, organizado historiales y estudiando las necesidades a las que tenían que acudir. 

En aquella época se atendía a gente de València o venida de otras provincias a ganarse la vida. «Cuando yo empecé, —explica Luque— en 1995, las familias que  atendíamos eran sobre todo de etnia gitana. Muchas de ellas ya no nos necesitan. Están perfectamente integradas en el barrio, con empleo, y se les quiere. A otras, de vez en cuando, sí que les tenemos que seguir echando una mano. Sus trabajos siempre han sido precarios, recogiendo chatarra, cuidando alguna obra o vigilando por la noche, en su momento, alguna falla del barrio». 

Las clases de repaso de Cáritas se hicieron imprescindibles para los niños y niñas que necesitaban un apoyo escolar. Eran los Juniors quienes se ofrecían para hacerlo voluntariamente. En estos barrios nunca ha habido problemas raciales. Todos han convivido con un sentido de la vecindad muy profundo.

«Ahora, —añade— el problema que tenemos es que, con la llegada constante de personas migrantes, se cree que pueden quitar trabajo y quienes piensan así no se dan cuenta de que cogen lo que nadie quiere, los jornales del campo, por ejemplo, que están mal pagados y tienen que echar muchas horas. Las personas migrantes son, aunque parezca mentira, quienes están sacando adelante la agricultura en España».

Una característica de esta Cáritas parroquial es que siempre ha estado compuesta por gente muy joven. Antonio es profesor del colegio de La Anunciación y desde su puesto de trabajo explica al alumnado lo que es Cáritas y qué hace por la gente.

Realizan campaña del juguete en Navidad, apadrinando cada familia a un niño o niña para que no les falte la ilusión y la alegría de recibir un regalo. También organizan una campaña de alimentos para preparar cestas de Navidad que dan mucha alegría a las personas participantes. Y las familias colaboran con verdadero interés.

«Durante la pandemia, —explica Antonio— hubo padres del Colegio, que yo no conocía porque eran de otros cursos, que me escribían un correo electrónico preocupándose por las familias que acogíamos en Cáritas. Y es que entre todos, desde el primer momento de confinamiento, organizamos la atención de manera que nadie se quedara sin ayuda».

Este año ha entrado en el equipo una chica universitaria, que salió el año pasado del Colegio, se confirmó y quiso trabajar en Cáritas los días que puede y un chico de tercero de medicina. Dentro del Colegio, hay un grupo de alumnos y alumnas voluntarios que ayudan en el equipo y en el economato. Todo perfectamente integrado y coordinado para cuidar de las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad.