Agentes de Cáritas04/12/2020

Belén Lado: «Nuestro objetivo es incluir, insertar y dignificar a las personas»

Mañana es el Día Internacional del Voluntariado y entrevistamos a Belén Lado para repasar los diferentes programas del Área de Inclusión.

El Centro socio ocupacional Mambré nació en 1987. Ahora en una ubicación nueva desde 2015, en la calle Alcañiz, acompañan a personas en situación, o riesgo de exclusión, para que consigan volver a la sociedad y al ámbito laboral. Allí, espera Belén Lado, coordinadora del Área de Inclusión de Cáritas Valencia.

¿Qué trabajo hacéis desde el Área de Inclusión?

Desde el Área de Inclusión trabajamos con colectivos en situación, o riesgo, de vulnerabilidad y exclusión. Es gente que se ha quedado fuera de los ámbitos y círculos en los que todos nos movemos. Nuestro objetivo es incluir, insertar, normalizar y dignificar a las personas. Y, nuestra labor se centra, principalmente, con tres colectivos: personas en situación de sin hogar, personas migrantes y mujeres en contexto de prostitución o trata.

 ¿Cuál es el papel del voluntariado en el Área?

En primer lugar, es necesario recalcar que Cáritas Diocesana es una entidad de voluntariado. Por lo tanto, el papel que tiene es fundamental en todas nuestras áreas y en todos nuestros proyectos. El papel fundamental de las personas voluntarias es la ayuda, el acompañamiento y el refuerzo del trabajo que hacemos el personal técnico.

Aun así, también intentamos que tengan trabajo autónomo. Por ejemplo, se encargan en su totalidad de los talleres ocupacionales, realizan las visitas del programa Simón o la acogida en el Centre de Nit. Con las personas migrantes tienen también un papel fundamental, les dan clases de castellano y les ayudan con las llamadas y los registros telemáticos.

¿Hay necesidad de voluntariado después del estado de alarma?

Siempre hay necesidad. Cuando necesitamos nuevas personas voluntarias hacemos una solicitud directamente al programa de Voluntariado. Con todo el tema del coronavirus necesitamos personas voluntarias por bajas de enfermedad y también porque estamos abriendo nuevos proyectos para ayudar a las familias que más lo necesitan en esta época tan dura. Aun así, lo importante es que el voluntariado sea capaz de reforzar el trabajo técnico y que esté comprometido con las personas.

¿Qué similitudes hay entre los diferentes colectivos?

La principal similitud que hay es que en los tres casos tenemos a personas migrantes. En primer lugar, nos encontramos una gran población de personas en situación de sin hogar migrantes, aunque también hay españolas. Son personas que, por diferentes motivos, como el consumo o la falta de ingresos, llegan a la situación de calle.

Por otro lado, tenemos a las mujeres en el Programa Jere-Jere. Mujeres en contexto de trata o prostitución. Este programa se había centrado, tradicionalmente, en mujeres nigerianas, pero ahora estamos incluyendo el perfil latino.  

Todos ellos están en una situación de vulnerabilidad y exclusión social pero también nos ocupamos de manera diferenciada con los colectivos, y con las personas que los integran. Cada uno tiene unas necesidades que cumplir y unos riesgos diferentes.

Entonces, ¿cuáles son los diferentes programas a la hora de trabajar con las personas en situación de sin hogar?

Para ellos tenemos tres puntos de acción: acompañamiento integral, trabajo de calle y el Centre de Nit.

En primer lugar, en el acompañamiento integral ofrecemos a las personas un taller pre laboral orientado a la empresa, mejorando sus habilidades y sus capacidades para encontrar un trabajo. No obstante, muchas personas en situación de calle tienen problemas de salud que no les permiten hacer un taller de ocho horas. En este sentido, tenemos los talleres ocupacionales, que tienen como orientación que las personas puedan ocupar su tiempo libre.

En segundo lugar, creamos vínculos y apoyamos desde la calle. Sabemos quiénes son y qué necesitan. Respetamos a quienes quieren quedarse en la calle y ayudamos a quienes quieren salir. Con esta nueva realidad nos hemos encontrado con sectores que se han visto abocados a la calle con los que es más fácil trabajar para ayudarlos a salir.

Por último, tenemos el Centre de Nit San Esteban. Es un centro abierto durante los meses de frio. Proporcionamos sitio a cualquier persona con el único requisito de que respeten al resto. Este año abrimos de noviembre hasta marzo con un total de 14 plazas. Normalmente vienen una noche a ducharse, cenar y dormir tranquilos. Estar en calle es estar muy expuesto.

Durante el confinamiento abristeis el Centre de Nit como centro 24 horas ¿cómo fue la experiencia?  

Sí, el año pasado durante la COVID-19 abrimos como centro de 24 horas. Lo primero que hicimos fue habilitar el centro como casa y reducir las plazas a once. Buscamos a personas que no tuvieran adicciones para facilitar la convivencia. Además, debían ser capaces y tener habilidades sociales como para estar en confinamiento muchos días.

Hablemos ahora de las personas migrantes. ¿Qué les ofrecéis?

Principalmente viviendas. Tenemos una vivienda de primera acogida con gente que ha venido en patera o ha saltado la valla. Es gente que no conoce el castellano ni nuestras conductas. Estamos con ellos 24 horas del día en una vivienda y los voluntarios les enseñan castellano, habilidades de la vida diaria y como ubicarse por València. Y, además, les ofrecemos orientación jurídica.

Después pasan a las segundas viviendas, que son más independientes y se auto organizan. Únicamente tienen una asamblea a la semana para tratar temas de limpieza y convivencia. Pero, aquí ya tienen sus propios presupuestos y el dinero lo controlan ellos, aunque luego tienen que justificarlo. Por último, hay una tercera vivienda para personas que no consiguen una habitación. Alquilan una vivienda cedida y tienen seis mes más para poder encontrar un lugar.

Y también trabajáis en red

Sí, trabajamos en red con las diferentes organizaciones que ayudan a las personas migrantes. Cambio de la Ley de Extranjería, mejora en los procesos de regulación… facilitar las cosas. Además, luchamos por el cierre de los CIEs (Centros de Internamiento de Extranjeros). Son cárceles para personas migrantes, solo por el hecho de serlo. Son, incluso, peores que una cárcel porque ni siquiera están habilitadas para el largo plazo.

Y, por último, tenéis el programa con mujeres en contexto de prostitución o trata

La mayoría son nigerianas, engañadas en busca de un horizonte mejor, les retienen el pasaporte y las esclavizan en clubes o en carretera. La dificultad ahora es mayor porque están en fincas y el acceso es mucho más difícil que en la calle. Les ofrecemos apoyo y una abogada especialista en trata para poder denunciar, aunque el proceso es largo y costoso.