Fundaciones16/09/2020

Comunicarnos a través de la música

La trabajadora social de la residencia de mayores de San Antonio de Benagéber aborda la realidad del Alzheimer y las terapias para mejorar la vida de las personas.

El día 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer y en un día como este debemos mantenernos firmes en la defensa de las personas afectadas por esta enfermedad. Cuidar a una persona que sufre la enfermedad de Alzheimer requiere conocer sus necesidades, saber cuáles son las dificultades que debe afrontar para satisfacer sus deseos y mantenernos junto a ellos y ellas para ser su apoyo. Una de las facetas a las que afecta la demencia y con el Alzheimer sin duda ocurre, es el lenguaje, las posibilidades de comunicación.

Las estrategias para comunicarse con una persona mayor con Alzheimer deben evolucionar con la enfermedad. La neurociencia ha avanzado en su campo de estudio y nos muestra que, pese al Alzheimer y pese a la alteración progresiva de funciones como la atención, la comprensión, la memoria y la expresión verbal, la parte del cerebro que más tarda en sufrir los daños es el área donde se conservan los recuerdos y las emociones. A pesar de que su cerebro va perdiendo las conexiones neuronales que facilitan comunicarse con la persona de una forma real y efectiva, conserva, sin embargo, la capacidad de sentir emociones, lo que va intrínsecamente ligado a la memoria musical.

La música evoca recuerdos y emociones y al mismo tiempo es un lenguaje, una forma de comunicación. Pese al avance de esta enfermedad, la persona que sufre Alzheimer y ve deteriorada su capacidad de comunicación sigue teniendo la necesidad de comunicarse, porque la comunicación —en este caso a través de la música— le ayuda a mantener las capacidades cognitivas, a sentir que siguen perteneciendo a su hogar, a su familia y a sus orígenes. Con los recuerdos que puede evocar la música pueden comunicar mejor, sentirse más orientadas y —muy importante— sentir que hay alguien junto a ellas. En ese sentido, la música, al igual que otros tipos de comunicación, puede ayudar a combatir la sensación de soledad no deseada, lamentablemente tan presente en muchas personas mayores que, además, sufren de deterioro cognitivo.

Hay fases de la enfermedad de Alzheimer en las que la persona pierde la capacidad de expresión y comprensión. Por ello, a veces, es necesario recurrir a los estímulos auditivos, generando una forma de comunicación con las personas que sufren las consecuencias de esta enfermedad. Esto implica, al mismo tiempo, dar los pasos necesarios para conocer su trayectoria vital. Los y las cuidadores, además de tener que estar atentos y atentas a los signos que se van presentando en la vida cotidiana y poder reaccionar y facilitar la comunicación, debe atender a sus respuestas emocionales diversas (frustración, rabia, tristeza, etc.), conocerlas, para generar bienestar y poner ese conocimiento a su alcance para que la persona con Alzheimer pueda gestionar mejor sus sentimientos. La música puede calmar los estados de alerta constante, la desorientación, la deambulación y puede ayudar a que el resto de sentidos se concentren en la tarea que se propone realizar. La terapia con música puede derivar en el fomento de iniciativas de autonomía y autocuidado favoreciendo con ello su autoestima. Tenemos que generar contextos que creen apoyos adecuados, efectivos y afectivos y que tengan una consecuencia real, reduciendo su nivel de ansiedad, de conductas erráticas, de apatía o depresión porque así estaremos cuidando de forma digna.

Por nuestra experiencia vemos cómo personas con Alzheimer, tras conocer su historia de vida y escuchar música que forma parte de sus recuerdos, llegan a manifestar muestras de alegría, evocar recuerdos e incluso a tararear las canciones. Es una sensación indescriptible: la sensación de volver a conectar y haber descubierto un nuevo lenguaje con el que comunicarnos. Dentro del cuidado a las personas mayores debemos apostar por generar técnicas y personalizar atenciones que consigan dignificar a las personas, además de cuidarlas. La terapia con música es sin duda una de ellas, tan importante como cuidar nuestro lenguaje no verbal, los gestos, el tono de voz, lo que sucede a su alrededor y el trato que recibe de los que les rodean.

Validemos sus sentimientos y su realidad. Apostemos por un bolero antes que el silencio y busquemos siempre formas de mantener activas a las personas con Alzheimer.