Nuestro día a día13/04/2022

Concha Rodríguez: «La mayoría de las mujeres con las que trabajamos no reconocen que son víctimas»

Hablamos con Concha Rodríguez, trabajadora del Área de Inclusión en el programa Jere-Jere.

Desde el Centro socio ocupacional Mambré, el programa Jere-Jere, que forma parte del Área de Inclusión de Cáritas Valencia, trabaja a diario en el acompañamiento a mujeres en contexto de prostitución y trata.

Concha Rodríguez nos cuenta cómo es el día a día en Jere-Jere.

¿Cómo conseguís contactar con las mujeres a las que ayudáis?

Iniciamos el contacto con ellas acercándonos a los lugares donde son prostituidas en la calle y contactando con aquellas que están en pisos. Actualmente, en lo que a trabajo de calle se refiere, nos está costando muchísimo más establecer ese primer contacto debido a que a muchas las han trasladado a clubes o a pisos y el acceso es más complicado en esas circunstancias. Antes nos acercábamos a ellas, hablábamos, íbamos conociéndolas poco a poco y creábamos vínculos de confianza. Ahora, todo eso se ve limitado porque ejercen en pisos a los que es más complejo entrar para ayudarlas. Además, siguen un sistema donde las chicas no están más de veinte días en un mismo piso, las mueven para que el “producto” sea nuevo y apetecible para el mercado, cosa que nos dificulta el acompañamiento que realizamos en Jere-Jere y a la vez les impide a ellas crear redes de apoyo y contactar con recursos y personas que las puedan ayudar.

Una vez se consigue contactar con ellas, ¿qué actuaciones lleváis a cabo?

Cuando conseguimos que alguna de ellas pida o acepte la ayuda que ofrecemos, procedemos a empezar con un itinerario personalizado, basándonos en las necesidades que nos plantea. En la mayoría de los casos, la primera intervención en la que las acompañamos suele ser de tema sanitario. Son mujeres que vienen de un contexto en el que la salud es una de las principales inquietudes que tienen cuando acuden a nosotras. Trabajamos también en otros aspectos como, por ejemplo, la tramitación de la documentación necesaria si no disponen de ella, buscar vías para acceder a la regularización, temas judiciales… Para ello contamos con una abogada especializada en temas de trata de personas.

El idioma también es muy importante. Muchas de ellas no son de habla española. Hace unos pocos años, el mayor colectivo de mujeres con el que trabajábamos era de origen nigeriano. Actualmente es más variado, pero muy pocas tienen conocimientos básicos de castellano. Les ofrecemos clases de español y se trabaja en la contextualización porque vienen de un contexto cultural muy diferente al nuestro. El proceso de aprendizaje es lento. Hay mujeres con las que estamos mucho tiempo y que estamos todavía en esos procesos de adaptación, contextualización, de aprendizaje de idioma y de habilidades prelaborales.

A veces no basta solamente con tener una documentación, sino tener las suficientes habilidades para acceder al mercado laboral y eso es lo que trabajamos conjuntamente con el área de Economía Solidaria: participan en talleres prelaborales y después pasan a itinerarios personalizados.

Por supuesto, atendemos a situaciones de emergencia como por ejemplo cuando las chicas llaman, cuando tienen un momento crítico y quieren hablar… Ofrecemos también cursos y actividades de ocio para que se conozcan a sí mismas y socialicen. Esto último nos está costando un poco porque muchas no entienden la importancia que tiene, debido al contexto en el que han vivido y viven ahora.

En lo personal… ¿Cómo se afronta trabajar con casos tan duros como el de estas mujeres?

En el ámbito personal, hay días buenos y días malos. Yo llevo dos años aquí, me incorporé en plena pandemia, lo cual ha sido todavía más complejo. Es un mundo difícil, opaco… Me ha costado entender y asimilar ciertas cosas, pero al final, cada pequeño logro te hace remontar y saber que vale la pena lo que hacemos.

Tenemos que ver a diario cómo muchas se quedan por el camino y aprender a respetar las decisiones personales cuesta, sobre todo en estas situaciones, por mucho que pensemos que está cometiendo un error, al final del día hay que respetar lo que ellas decidan. Nosotras, desde Jere-Jere, las acompañamos, les hacemos ver que estamos a su lado cuando necesiten ayuda y que pueden acudir siempre que quieran.

No es fácil. Ver estas situaciones te va machacando poco a poco. Ver cómo son sometidas a los caprichos de un hombre por dinero es desgarrador y cada una de las chicas a las que acompañamos tiene una historia personal detrás que debemos saber gestionar correctamente. La mayoría de las mujeres con las que trabajamos no reconocen que son víctimas, piensan que esto es lo que les ha tocado vivir, qué es esto o nada.

Para mí, la clave de todo lo que hacemos reside en el trabajo en equipo, tomar decisiones conjuntamente y poner las cosas en común, porque si no, de forma individual es complicado.

Puedes conocer más sobre nuestro programa Jere-Jere en este vídeo.