El cuento de los viernes07/01/2022

De elevada estatura

El texto de hoy nos acerca a la vida de tantas personas que están sentadas en el borde del camino.

Hace tiempo que la veo cuando estoy a punto de entrar al mercado. Cerca de una de las puertas de entrada, espera paciente y humilde una pequeña ayuda de quienes van a hacer sus compras. Tiene la piel muy blanca, casi transparente, el pelo oscuro y lacio recogido con un pañuelo. Siempre te saluda con una sonrisa y te mira con agrado. Le doy unas monedas e intercambiamos algunas palabras. Vino con su familia desde Centroeuropa buscando mejorar de vida, pero seguramente no pensaba que empezar en otro país implicaría afrontar tantas dificultades, o incluso llegando a imaginarlo, tuvo el valor de emprender tamaña aventura.

Vive con su marido y cuatro hijos, con su madre y algún otro familiar. Uno de ellos sufrió un accidente y ya no regresará. Es joven aún y sobre todo muy dulce. Dice que es feliz porque aquí tiene una casa. Su marido encontró trabajo después de mucho buscar, pero casi enseguida al llegar la pandemia lo perdió. Su hijo más pequeño le pide que le compre un coche de juguete, pero ella tiene que explicarle que no tienen dinero para eso, y el niño, con apenas siete años, se conforma.

Admiro su afán de superación: asiste a clases para aprender a leer y a escribir. No sé cuál es su estatura porque siempre la encuentro acuclillada. Es posible que a una gran mayoría, debido a su postura, le parezca pequeña, pero a mí no me hace falta verla levantarse, yo sé que su estatura interior es muy elevada y que, aunque me parezca frágil, es mucho más fuerte que yo.