Análisis y reflexión04/04/2021

Domingo de Resurrección

¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!

¡Ya ha salido el sol!

Las mujeres caminan hacia el sepulcro y sienten en su piel que la mañana es nueva, explosiva de vida. El perfume de los huertos, el murmullo de los pájaros y el azul del cielo son un canto de alegría multicolor.

Se miran, sonríen y sin hablar saben, sin saber aún, que todo se ha transformado porque todo sabe a Dios.

Apresuran el paso. En sus oídos codiciosos, suena un tarareo imperceptible de júbilo y ventura, de volteo de campanas multicolores y de mil vítores que le aclaman.

Apresuran el paso con el corazón saliéndoles del pecho, cogidas del brazo porque necesitan el calor la una de la otra para contemplar la fiesta del Amor que intuyen.

Apresuran el paso, muy juntas y ya ven la piedra del sepulcro recorrida.

Ya no corren. Lentamente cruzan el umbral de la gruta y la fría losa que la habita está hermosamente vacía, está proclamando que ¡Jesús ha resucitado!