Encuesta sobre consumo de drogas en 2022

La ultima encuesta que ha publicado el Plan Nacional sobre Drogas es la que realiza entre la población de 15 a 64 años. Con una muestra de más de 26 000 personas y un cuestionario y procedimiento altamente contrastado, lo que nos permite asegurar que los datos son un reflejo estadístico, muy fiel de la realidad española.

Estas encuestas, junto con las realizadas entre los estudiantes de secundaria, en el ámbito de trabajo y en las instituciones penitenciarias, nos permite obtener una información fundamental para diseñar, desarrollar y evaluar estrategias y políticas dirigidas a prevenir el consumo y a abordar las consecuencias del mismo, cuando este se termina dando.

Los datos de esta última encuesta siguen denunciando que el alcohol es la droga de mayor consumo. El 76,4% de la población ha consumido alcohol en los últimos 12 meses. El principal motivo aducido para su consumo sigue siendo el de que anima las fiestas, es decir, que se busca su efecto toxico como depresor, con un primer paso en una relativa euforia, una justificación que se mantiene como la primera desde hace varias encuestas.

Más preocupantes es que el porcentaje de personas que creen que el consumo de alcohol es saludable y forma parte de una alimentación equilibrada, ha ascendido 5 puntos hasta situarse en el 18,3%, pese a que la ciencia lleva años informando y argumentando que el alcohol es un tóxico que causa daños desde el primer consumo y por supuesto que no es un alimento.

Algo tendrá que ver esa visión del alcohol, tan fomentada por la industria que lo produce y vende, en que el porcentaje de personas con un consumo de riesgo, es decir que padecen un alcoholismo o están en las puertas de sufrirlo, haya crecido del 2020 al 2022 en casi un punto, situándose en el 6%. Lo que, teniendo en cuenta la población de esta franja de edad, significa 1 884 500 personas que sufren seis veces más borracheras que las que no presentan un consumo de tanto riesgo. Hablamos de un 40,7% frente a un 6,4%, en las borracheras. 

El consumo de las mal llamadas bebidas energéticas, puesto que solo son bebidas con estimulantes, crece año tras año, y el 40% de los jóvenes varones de 15 a 24 años, las han consumido durante el último mes.

El cannabis sigue siendo la droga ilegal más consumida. Su consumo ocasional se ha estabilizado, pero el número de personas que realizan un consumo diario ha crecido. Lo consumen prioritariamente personas de menos de 34 años. Habrá que esperar para ver si esos consumidores actuales mantienen el consumo según ganen años.

El consumo de hipnosedantes con o sin receta se ha incrementado, continuando con la tendencia iniciada en 2018. En 2022 el 13,1% de las personas de 15 a 64 años los ha consumido en los últimos 12 meses. La proporción es mayor entre las mujeres, pero la distancia entre el consumo femenino y el masculino se va reduciendo.

En el cuestionario de esta encuesta del 2022, se pregunta sobre el suicidio. Y encuentra una predisposición dos décimas superior, entre las mujeres que entre los varones. Las personas entre 15 a 34 años tienen más ideas y planes de suicidio que los mayores de 35 años. Y en los intentos de suicidio, los porcentajes de las mujeres jóvenes dobla al de las mujeres de más de 35 años.

El suicidio tiene bastante relación con las conductas adictivas. Por una parte, es muy superior entre las personas que tienen problemas de ludopatía, por otra, muchas sobredosis son realmente suicidios a través de las drogas y una tercera característica es que el uso de drogas, legales o ilegales, esta frecuentemente en el recorrido vital de quienes tienen ideaciones suicidas, como forma de soportar el malestar o como una de las experiencias que han generado ese malestar.

Los avances son lentos. De unas drogas se reducen ligeramente su consumo, pero de otras crece preocupantemente. La oferta se incrementa, llegan nuevas sustancias y no desaparecen las antiguas. Algunas se pueden comprar a través de Internet de forma legal, ya que las adaptaciones legislativas son lentas y los traficantes van por delante de ellas.

Hace falta una legislación europea que proteja de las adicciones, evitando la publicidad engañosa, a través de una prevención organizada, con evidencia de éxito y con continuidad. Y llevar la prevención a más espacios que la escuela, también al tiempo libre, al deporte y a los espacios de trabajo, puesto que el ámbito laboral es el mejor lugar para generar salud entre la población adulta. Y por supuesto, asegurar tratamientos de eficaces a quienes los necesiten.