Cáritas parroquiales26/12/2022

Fe y devoción a María a la luz de las velas

Cáritas Interparroquial de Requena y con los migrantes colombianos de la población celebran una tradición muy arraigada en su país de origen en torno a la Inmaculada Concepción.

A la luz de las velas quiso el padre Óscar compartir con Cáritas Interparroquial de Requena y con los migrantes colombianos de la población una tradición muy arraigada en su país de origen, Colombia. Una tradición religiosa y familiar enraizada en su cultura popular donde la luz de las velas cobra todo el protagonismo en honor a la Inmaculada Concepción.

Fue el padre Fernando, titular de la parroquia de El Salvador de Requena, el que de inmediato se sumó a la iniciativa, quien animó a todo el voluntariado de Cáritas y convocó a las personas migrantes, con gran interés en vivir de una manera tan especial esta festividad de la Inmaculada Concepción. La celebración tuvo lugar en la sede de Cáritas Requena y, en la capilla anexa, dedicada precisamente a María Inmaculada, se ofició una sencilla ceremonia religiosa.

Nos relata el padre Óscar que el acto se basa principalmente en el homenaje a la Bienaventurada Virgen Maria en la víspera de la proclamación, en 1854, del dogma de  su Inmaculada Concepción. A lo largo de los años, la iglesia colombiana ha ido proponiendo a las familias y a las parroquias esta devoción popular a la Virgen María.

Todo nace, recuerda el padre Óscar, con la experiencia que vivió la población católica, convocada a la oración por el papa Pío IX en la plaza de San Pedro la víspera de  la proclamación del dogma. La plaza se llenó de fieles con antorchas y velas encendidas para exaltar la figura de la Virgen y reconocer en Ella su gran realidad de Madre de Dios y Madre nuestra sin mancha.

«Nosotros, —sigue el padre Óscar—, desde Cáritas  interparroquial, conociendo la gran población que tenemos  de personas de Colombia, les propusimos que juntos reviviéramos y continuáramos con esta bonita tradición de fe y devoción a María. Al anochecer, con la presencia de unos ciento veinte colombianos, niños y mayores, llenamos la calle de velas y de música tradicional colombiana. Son migrantes que han venido últimamente a España con el ánimo de refugiarse y de buscar un mejor futuro. Fue una celebración muy emotiva donde pudimos compartir no solo la luz de las velas sino la vida misma con los voluntarios de Cáritas siempre dispuestos y disponibles para realizar ese trabajo maravilloso de brindar una acogida generosa, cálida y fraterna a los migrantes. Este día sirvió para poner la mirada en la esencia de Cáritas,  la humanización de la caridad, más que el sentido de dar cosas materiales, porque la misión se hace plena cuando ofrecemos el apoyo emocional, espiritual y fraternal en estas pequeñas actividades compartidas».