Análisis y reflexión01/04/2021

Jueves Santo

Hoy es Jueves Santo, día del Amor Fraterno. De la mano de Mª José Varea, nos adentramos, como cada año, en los días fundantes de nuestra fe.

Has hecho mucho ruido, Jesús. Han sido tres años intensos, en los que has conmocionado los cimientos de una sociedad patriarcal y clasista. No has dejado indiferente a nadie. Has sido Palabra de Dios y odio, miedo, desprecio, agradecimiento o esperanza han impregnado todos los ámbitos de Palestina.

Hoy nos invitas a cenar contigo. Sabemos que tu tiempo está próximo a terminar e, inquietos e inquietas, esperamos que en esta Cena de despedida tus palabras nos muestren la gloria del Hijo de Dios. Te hemos visto sanar a desahuciados, devolver la vida a los muertos, perdonar pecados, dar de comer a una multitud con apenas unos peces y unos panes; nos has mostrado cómo ser gratos a los ojos de Dios y esta tarde quieres compartir tus últimos momentos.

La estancia fresca, en penumbra, en silencio. La mesa con blanco mantel y preparadas las hogazas de pan y las jarras de vino. Aún resuena en nuestros oídos el griterío de la gente al recibirte.

¡Hosanna! ¡Hosanna!

Tú, humilde, habías elegido un pequeño burro para entrar en Jerusalén y el gentío te ha aclamado con palmas y ramos de olivo.

¡Hosanna! ¡Hosanna!

Nos hemos sentado en torno tuyo y hemos buscado tu mirada para empaparnos de amor tuyo, de amor del Padre; para no perder un solo instante de tu presencia.

Has bendecido la mesa y partiendo el pan nos lo has dado a comer junto con el vino diciendo que eran tu Cuerpo y tu Sangre.

¡Ay, Jesús!

Te has levantado y ante nuestro desconcierto has cogido toalla y jofaina, te has arrodillado, ¡Tú!, nos has lavado los pies, los has secado y has depositado un beso en ellos.

¡Ay, Jesús!

Ahora, abajado, han sido tus ojos los que han buscado nuestra mirada.

¿Habremos comprendido?

¡Ay, Jesús, que todavía no habíamos, no hemos comprendido!

Nuestros ojos se han cruzado, en tu mirada, con los de los extraños que vienen, despojados de todo bien, en busca de posada; con quienes necesitan alimento para subsistir, con quienes tienen hambre y sed de justicia, con viudas y prostitutas, con niñas y niños…

¡Ay, Jesús!