Agentes de Cáritas13/10/2020

La Acogida reforzada

Desde el Programa de Acogida diocesano, Javi y Alejandra nos cuentan cómo han sido estos meses de pandemia.

Alejandra Grisales y Javi Mata tienen en común que ambos son trabajadores sociales, que han hecho las prácticas de la carrera en Cáritas diocesana y que este mismo año los dos se han quedado a trabajar en la casa, reforzando al equipo del Programa de Acogida Diocesano, formado ahora por seis personas más las abogadas del servicio jurídico a migrantes. Poco imaginaban ellos que iban a tener que poner en juego toda su vocación de servicio para ayudar a dar respuesta al drama humano generado por la pandemia que estamos viviendo.

¿Qué os movió a elegir esta profesión?

Alejandra: Quería una profesión en la que pudiera ayudar, sentirme útil y la verdad es que es un trabajo muy reconfortante y un campo en el que hay mucho por hacer.

Javi: Es una profesión complicada porque nos encontramos con realidades muy difíciles y con un sistema, muy precario, que no siempre sabe dar repuesta como correspondería y eso a veces es frustrante.       

Y llegó la pandemia.

Alejandra: No estábamos preparados para una cosa así. Ha tocado vivir esto y ha sido complicado adaptarnos a la nueva realidad. Yo estaba en el Área de Economía solidaria. Tuvimos que terminar on line los cursos que estábamos dando y suspender los que teníamos programados. Se generó un poco de desmotivación en las personas participantes ya que teníamos prácticas en residencias que no se pudieron hacer; se perdió el buen rollo entre los compañeros, porque además de formarse se crean unas redes muy bonitas entre las personas y eso anima mucho porque muchas personas no tienen documentación, vienen de otros países y no tienen a nadie. Lo más importante es que acompañamos a todas las personas participantes en esta nueva situación.    

Javi: Nos interrumpió a todos la actividad. Desde casa contribuí al programa de Intervención familiar en el hogar que en ese momento es donde estaba haciendo las prácticas y desde junio he tenido la oportunidad de formalizar un contrato de trabajo. 

Los dos habéis tenido que pasar a reforzar el Área de Acogida.

Alejandra: En junio ya pudimos venir a trabajar presencialmente y nos encontramos con el desbordamiento de la solicitud de ayuda, de la puerta de entradas a Cáritas.

Javi: El volumen de trabajo ha crecido mucho por la cantidad de personas que solicitan nuestra atención debido a la situación de la pandemia que ha provocado ERTES, pérdida de empleos y también por las personas que ya estaban en situación de vulnerabilidad y esto ha aumentado sus dificultades. Acogida tiene que atender a más personas y casos con mayor complejidad.   

¿En qué ha cambiado la acogida en estos meses?

Alejandra: Partimos de que las necesidades han cambiado. Antes se solicitaba información, atención socio jurídica, lucha por los derechos, reclamaciones de Renta Valenciana de Inclusión, ayuda a las personas para que se puedan empadronar, esto sobre todo. A la hora de la pandemia ha sido esto mismo y, especialmente, atención a necesidades básicas. Nos hemos encontrado también muchos casos de gente que vive sola, para que les acercáramos alimentos y hemos visto desde qué recurso podría ser más asequible la ayuda y estar más cerca de ellas. Hemos tramitado a muchas personas el Ingreso Mínimo Vital desde que salió en junio. Se perdió el contacto directo con las personas en el confinamiento pero esas llamadas que hemos hecho les hacían mucha falta.  Se han estrechado muchos lazos.

Javi: Acogida es la puerta de entrada a las posibilidades que Cáritas puede ofrecer a las personas y también al sistema de protección social en general. Intentamos que las personas conozcan sus derechos, que se sitúen en el punto en el que están y que sepan a dónde pueden acudir. Les hacemos saber que desde el ámbito público tienen que dar respuesta a su problema. Y todo esto se ha agravado en estos meses porque para conseguir una cita en los Servicios Sociales municipales tienen que esperar hasta dos meses e incluso que les cojan el teléfono es difícil. Si las personas están en situación de emergencia, como ahora, esos plazos son terribles.

Alejandra: Por otro lado está la necesidad que tienen de formación en nuevas tecnologías porque para cualquier trámite hay que hacer una serie de acciones a través de Internet y eso les supone graves retrasos y dificultades en sus procesos. Muchas veces esto son más barreras para estas personas.

¿Creéis que la adaptación que Cáritas ha tenido que realizar para dar la mejor respuesta a la necesidad apremiante de tantas personas que han acudido a nosotros nos dejará preparados para la complicada situación económica que se prevé?  

Alejandra: La labor de Cáritas a lo largo del tiempo siempre se ve modificada para adaptarse a todas las situaciones. Ahora también tenemos que pensar mucho en los más jóvenes que son los grandes afectados de esta crisis. También en los niños, en los adolescentes, afectados en sus relaciones y que sufren la precarización de las familias.

Javi: El sistema no nos permite dar respuestas fáciles y siempre tenemos que reinventarnos y ser creativos para ver la mejor manera de ayudar a una persona con los recursos que tenemos. Lo que trabajamos ahora, lo que estamos haciendo, va a dejar marca para la situación económica que es evidente que va a venir y tendremos que repensar lo que se hizo en la anterior crisis para no cometer los mismos errores.              

¿Nos encontramos con un participante mucho más debilitado?

Alejandra: Ha habido personas que han podido encontrar un trabajo o han recibido ayuda de Servicios Sociales y han mejorado su situación y las hay que ya eran vulnerables y ahora lo son mucho más.       

Javi: Debemos acordarnos, sobre todo, de las personas migrantes, que no disponen de autorización de residencia, que quedan totalmente fuera del sistema y se les impide acceder a cualquier tipo de prestación, hasta del Ingreso Mínimo Vital.

¿Aquí no se queda nadie fuera? ¿Siempre se puede hacer algo?

Alejandra: Durante este tiempo de pandemia la necesidad ha sido más que nada material, comida, vivienda, necesidades básicas, que han sido primordiales para las personas que hemos acogido. Hemos ofrecido vales de alimentos hasta que pudieran encontrar otras soluciones, hemos valorado las alternativas, ver otras ayudas que pudieran solicitar. Ahora estamos empezando a valorar empleabilidad.

Javi: Intentamos. Intentamos dentro de las limitaciones que hay y también haciendo consciente a la persona de su situación, no creando expectativas que no sean reales pero intentamos responder, velar de la mejor manera posible por su bienestar. El trato que damos, la acogida, el apoyo y la orientación, el sentirse escuchadas, que sientan que nos hemos implicado y que hemos buscado la mejor manera de acompañarles buscando una solución para hacer frente a su situación ya lo agradecen.   

Un gran trabajo

Alejandra: Ayudar a tanta gente trabajadora, con tantas ganas de salir adelante, ver que si son migrantes en lo primero que piensan es en mandar dinero a sus familias hace pensar que estamos en  el sitio que debemos.

Javi: es un trabajo que implica mucha acción pero también es muy satisfactorio. Cuando tienes delante, o al teléfono, a una persona y palpas su dolor, que eso se nota, te toca y te implicas.  

Dice Javi que la Acogida es la puerta de entrada a las  posibilidades que Cáritas puede ofrecer pero es eso y mucho más. Es el primer abrazo de un ser humano a otro ser humano desvalido, perdido, imposibilitado para salir por sí mismo de su vulnerabilidad.