La espiritualidad del compromiso social
En #ReleyendoCáritas nos acercamos esta semana al compromiso con la sociedad con motivo del día de la Paz.
El papa Francisco indica en Gaudete et exultate que «Él (Dios) nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada». Así quieren ser las personas voluntarias y comprometidas socialmente.
Pero el compromiso social conlleva una espiritualidad que nos describe Mª del Mar Albajar, abadesa de Sant Benet de Montserrat, en su artículo publicado en Crónica de la Solidaridad (número 62, 5ª etapa, diciembre 2020, pág. 18-21).
Espiritualidad «es ser presencia del misterio de Dios incluso en medio del caos, del sufrimiento, de la oscuridad», añadiendo que «es permitir que esa REALIDAD sostenida por Dios recree la realidad en minúscula. Y para eso necesitamos tener ratos para recordarnos que Dios está de nuestra parte, que nuestras fuerzas, nuestro apoyo, lo sacamos de esa fuente».
En opinión de Mª del Mar, por esa espiritualidad del compromiso, las personas voluntarias «nos comprometemos con lo que vemos porque soñamos lo que no vemos. Nos comprometemos con lo que tocamos porque intuimos algo que no se puede tocar. Nos comprometemos con lo evidente porque intuimos algo que no lo es. Me comprometo con mi vecina, con mi vecino, con quien me encuentro en la calle, no solamente porque ahora necesita ayuda, sino porque sé que es mi hermana, y eso no es evidente».
Todo ello nos enseña la importancia de hacernos cargo unas personas de otras y también de la creación, para construir una sociedad fraterna. Es la cultura del cuidado como camino de paz a la que nos invitaba el papa Francisco en su Mensaje para la recién celebrada Jornada Mundial de la Paz. Cultura del cuidado para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación.