El cuento de los viernes29/12/2023

La tarjeta de Navidad

Mayeli es una guerrera que ha vencido en mil batallas que la llevarán a la victoria total.

Mayeli es una guerrera. Ha vencido en mil batallas que la llevarán a la victoria total de la guerra. Su ejército es poderoso y bien entrenado y en él se apoya para marcar las estrategias en la lucha.

Entre respiro y respiro de cada combate practica una de sus aficiones favoritas y es que le gusta aprender todo lo que abarca el mundo y se encierra en los libros. Geografía, historia, matemáticas, lengua y los que hablan de aventuras llevándola a soñar y hacer planes de libertad y felicidad para el futuro, como todas las adolescentes en busca de su lugar en la vida.

Para que no todo fuera pelear y pelear, los jefes del ejército pensaron que debían hacer algo que distrajera, que ilusionara a los soldados, cansados ya de tanta lucha y que les hiciera interesarse y pensar en otras cosas que no fuera la guerra, para después cogerla con más ímpetu frente al enemigo.  

Ideas y más ideas. Unas muy complicadas, otras que, a lo mejor, no eran demasiado atractivas… Tenía que ser algo sencillo y motivador, que cada cual pudiera expresar lo que más le gustara.

— ¡Lo tengo!, —dijo uno de los generales—.

Todo el cuadro de mando quedó expectante a ver qué se le había ocurrido al compañero.

— Como estamos cerca de Navidad, estableceremos una tregua y ¡propondremos un concurso de tarjetas de Navidad! No es difícil y el tema puede muy bien hacer volar la imaginación y la creatividad de todos nuestros valientes soldados. Se lo merecen, ¿no?

Primero los altos jefes se quedaron pensativos, después se miraron unos a otro y por último, en un acuerdo tácito, de miradas cómplices, se pusieron de pie y aplaudieron al colega.

Sin perder tiempo se pusieron manos a la obra. Reunieron a sus ayudantes que prepararon la convocatoria y elaboraron las bases del certamen. Los tablones de anuncios  acogieron los carteles con un diseño muy atrayente y los asistentes llevaron invitaciones personales a cada combatiente.

A Mayeli también le gustaba mucho dibujar y pintar. De inmediato pidió un bloc y lápices de colores.

Un dibujo, otro y otro… Y a darles color. Después decidiría cual presentar.

Le costó decidirse y al fin eligió el más sencillo, con colores suaves, nada tradicional pero en el que no faltaba ni árbol, ni luces, ni graciosos muñecos en equilibrio. Le pareció original y divertida.

Llamó a su  asistente que acudió al punto y le entregó la tarjeta en un sobre con todos sus datos personales.

Pasaron unos días y desde el alto mando recibió una llamada felicitándola.

— Soldado Mayeli, tengo el honor de informarla de que, de su sección, ha obtenido el primer premio del concurso de tarjetas navideñas. ¡Enhorabuena!

Mayeli no cabía en sí de alegría. No se lo podía creer. ¡El primer premio!

Lo celebró con todo el mundo que la quiere ¡Todos se alegraron tanto! Y el cuadro de mando de su ejército  preparó una preciosa fiesta  en la que entregaron los premios y en la que no faltaron ni familias, ni amigos,  ni música, ni merienda y hasta unos divertidos payasos con un espectáculo que partió de risa a todos los valientes combatientes.

Y. claro está, ya sabemos que Mayeli también es una artista y quién sabe si estará empezando a descubrir una vocación que la lleve, cuando el enemigo deje de existir, al país de  los lienzos y los pinceles donde encontrar la alegría de una vida a su medida.