Las adicciones en el ámbito laboral
Los compañeros de Proyecto Hombre Valencia nos hablan de la existencia de adicciones en el mundo del trabajo y los efectos que producen.
La existencia de adicciones en el mundo del trabajo es algo innegable, como lo son los efectos que producen, en la salud personal, en el desempeño del trabajo y en el ambiente laboral. El trabajo es un espacio más de la sociedad y si en la sociedad se consumen sustancias de forma inadecuada y problemática, en el trabajo también.
Según investigaciones del Plan Nacional sobre Drogas, el 87 por ciento de la población trabajadora opina que el consumo de alcohol y otras drogas es un problema importante.
Y tienen razón. Diversos estudios, nacionales e internacionales, desde nuestro propio ministerio hasta la OIT (Organización Internacional del Trabajo) coinciden en varias afirmaciones, como que el 25 por ciento de la siniestralidad laboral tiene relación con el consumo de sustancias. Y aquí tememos encontrarnos con una realidad similar a la de la relación de las drogas y los accidentes de tráfico: mientras no se hacían analíticas de forma sistemática, el cálculo era una mera especulación y cuando se han normalizado las pruebas de detección, la realidad ha superado y en mucho, a la estimación.
No hace falta una relación de abuso o adicción. Un consumo inadecuado de alcohol o de un fármaco, aunque sea puntual, puede ser la gota que propicie un siniestro.
Otra afirmación es que sus bajas por enfermedad tienen un coste tres veces superior a las de los otros trabajadores. Y tiene su lógica, un cuerpo que sufre un tóxico, tiene las defensas y la capacidad de recuperación mermadas. Por ello, más facilidad para enfermar y mayor dificultad para recuperarse. Más enfermedades y de mayor duración.
También la convivencia se ve afectada. Conflictividad, malas relaciones, faltas de respeto, suspicacia y desconfianza son algunas muestras de un clima laboral con consumo de sustancias. La cuantía de la nómina es muy importante, pero el bienestar laboral, la calidad de las relaciones, el reconocimiento, el sentido de pertenencia, forman parte de una nómina emocional que muchas entidades están cuidando cada vez más, y que puede ser la diferencia entre retener la excelencia o perderla. Perder personal cualificado es incrementar los costes de formación y adaptación, y habitualmente, deteriorar la imagen de la empresa.
De cualquier forma, el riesgo más inaceptable es el de un accidente con daños personales. Huelga desarrollar la dimensión de los costes personales, emocionales, familiares o sociales, mucho más importantes que los económicos, que también van a ser elevados.
Después de la familia y la escuela, el ámbito laboral es el más adecuado para mejorar la salud de las personas y, por lo tanto, realizar prevención sobre las adicciones. No solo es un entorno que está sufriéndolas, sino uno desde el que se pueden evitar o tratar tempranamente.
Los especialistas hablan de valentía y sensatez. Valentía, para tratar un tema, muchas veces oculto, al que se teme por desconocimiento. Y sensatez, para abordarlo con la sensibilidad necesaria y evitar efectos no deseados.
El comienzo son acciones de prevención y educación. Siempre tras un análisis, puesto que personalizar las acciones nos hará ganar en eficiencia.
Sus beneficios, van mucho más allá de la simple reducción de bajas, hablamos de la posibilidad de mejorar el ambiente laboral y todo lo que ello supone.