Lupe Blanco: «Si entre nosotros mismos nos apoyamos puede haber una salida»
La directora de Cáritas de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Xàtiva nos muestra su confianza en la solidaridad de nuestra sociedad.
Cáritas de la parroquia Nuestra Señora del Carmen es uno de los cinco equipos que trabajan en otras tantas parroquias de Xàtiva. Compuesta por cinco personas voluntarias, ya con edad un poco avanzada, como dice su directora, Lupe Blanco, y hasta hace poco más de dos meses atendiendo a unas diecisiete familias. Ahora acogen a muchas más. Cada día reciben a nuevas personas que se han quedado sin nada que llevarse a la boca.
La única voluntaria que ha podido, por prudencia del resto, atender a las familias ha sido Lupe. Primero con el móvil y poco después ha sido necesario abrir los locales para repartir alimentos y recibir a alguna persona en acogida.
Lupe nos dice que es una mujer de sesenta y cuatro años, ama de casa, cristiana, que le gusta ayudar al prójimo, que se siente muy útil en Cáritas porque es la forma de vivir una experiencia muy bonita. Lo hace con todo su interés y espera hacerlo mucho mejor. Tiene un hijo viviendo en casa y le acaba de nacer en abril, de su otro hijo, un nieto al que todavía no conoce. Solo por vídeo llamada y por fotos. Sabe que la vida es así. Su marido, operado del corazón y otro nieto de cuatro años completan toda su familia.
Lupe, llega esta terrible enfermedad y ¿con qué os encontráis?
Además de las familias que ya acuden regularmente, nos encontramos con familias nuevas. Familias de varios miembros con ayudas escasas, insuficientes para sobrevivir. Hemos tenido que comprar una lavadora para una familia con cinco personas adultas a la que se le había roto la que tenía y carecen recursos económicos. Ha venido otra familia de ocho personas, todo mujeres…
Las familias llegan, muchas veces, directamente, sin pasar por los Servicios Sociales. Nos traen documentación, porque nos conocen por el boca a boca, excepto el empadronamiento ya que les dan cita para julio. Vienen también personas en situación de sin hogar que no tienen nada y hay que escucharles y aunque poco les podemos solucionar, al menos les ofrecemos algo de comer.
¿Qué es lo que más os preocupa de esta situación?
Lo que más es el después. Cuando empecemos a vivir con la normalidad de antes y empiece a venir mucha más gente. Se ha quedado tanta sin trabajo, de la noche a la mañana y se acaban sus pocos ahorros si es que los tenían. Veo esas colas en la televisión para coger comida… A veces nos encontramos con problemas porque tenemos que decir no a lo que se nos pide. Eso me hace sentir desbordada. Vamos haciendo las cosas lo mejor que podemos. Hablamos mucho entre los compañeros y con la coordinadora de la Vicaría para ser lo más justos posible.
¿Y en ese después que tú dices ves alguna posibilidad de recuperación?
Lo veo muy negro. Sobre todo pienso en las personas mayores que están sacando adelante a sus hijos y a sus nietos con una pequeña paga, en las familias monoparentales sin ayudas, con la solicitud de una renta valenciana que tarda año y medio en llegar, en las personas latinoamericanas que han llegado sin nada y tienen encima la deuda por el billete que compraron para venir…
¿Qué puede movernos a tener esperanza?
Mira, en España somos muy solidarios. No hemos tenido misas y no ha habido colectas. Nosotros tenemos un buzón en Cáritas y nos están echando donativos o le dan sobres con dinero al sacerdote, para Cáritas. Las personas están respondiendo muy bien a la situación.
Esta solidaridad a mí me da esperanza y fe porque, aunque esto no se resolverá de la noche a la mañana si entre nosotros mismos nos apoyamos unos a otros puede haber una salida. Debemos ser empáticos, pensar que el problema es de todos.
Algo que Lupe no dice directamente pero que su foto muestra por sí sola y sus palabras reafirman: el Señor cubriéndole las espaldas, a ella y quienes como ella, desde Cáritas, dan todo su esfuerzo para prestar apoyo a las personas más debilitadas de nuestra sociedad.