Milagro Rondón: «Tuvimos mucha ayuda y mucho apoyo de la iglesia del Cabañal y de Cáritas»
Llegó a Valencia con su esposo y dos niñas hace año y medio después de haber emprendido anteriormente otro viaje también en busca de estabilidad y futuro.
Milagro, dinos con tus propias palabras quién eres tú.
Principalmente soy una madre de dos niñas de doce y ocho años, venezolana, buena persona, luchadora y emprendedora, con mucha fuerza y energía.
Milagro ríe al hacer estas afirmaciones pero las decisiones que ha tomado bien las avalan. Llegó a Valencia con su esposo y las niñas hace año y medio después de haber emprendido anteriormente otro viaje también en busca de estabilidad y futuro.
Tendríais una situación complicada en Venezuela para dejarlo todo y arriesgaros a iniciar una nueva vida en un país desconocido.
Así es. Nuestro primer viaje fue a Perú. Queríamos salir de Venezuela y el padre de una amiga que es economista nos habló de que Perú iba a mejorar mucho, que su situación económica estaba subiendo. Allí hemos estado nueve años. Yo soy profesora de inicial y mi esposo ingeniero de sistemas. Todo fue bien hasta que la situación empezó a ser de mucha discriminación y tuvimos problemas por ser de Venezuela. Y como todos los luchadores, emprendimos otra vez el viaje.
¿Teníais familia o amigos en España?
Conocíamos a unos jóvenes que estaban en la Universidad y estaba uno de los hijos de mi esposo con su esposa. Él nos consiguió un piso en el Cabañal y nada más instalarnos me puse en contacto con el padre Fernando de la iglesia de Los Ángeles por si podía buscarnos algún tipo de trabajo. Él habló con toda la gente de la parroquia para que nos tuvieran en cuenta. Sabíamos que teníamos que trabajar de lo que saliera hasta que pudiéramos homologar los títulos que es un proceso complicado en Venezuela y se tarda tres años en conseguirlo.
Colegio para las niñas y busca de trabajo. ¿Fue fácil?
Al llegar todo estuvo perfecto, gracias a Dios. Pusimos a las niñas en el cole, encajaron muy bien y eso ya nos dio mucha tranquilidad. Yo conseguí trabajo en una casa de familia. Todo iba marchando hasta el momento de la pandemia que es donde empezaron los problemas. Lamentablemente tuvimos mala suerte porque yo tuve que dejar el trabajo porque no podían pagarme. Con los pocos ahorros que trajimos nos quedamos a medias. He estado mucho tiempo sin trabajar y ahora, de nuevo, vuelvo a trabajar.
En todo este largo periodo de pandemia, como ya conocíais Cáritas, habéis recurrido a ella para salir adelante.
Tuvimos mucha ayuda y mucho apoyo de la iglesia del Cabanyal y de Cáritas parroquial. Apoyo, para realizar el curriculum, para encontrar trabajo y conseguir alimentos y mucho, mucho más.
Ahora estamos en una búsqueda de empleo más estable pero doy gracias porque por el momento estoy cuidando a dos niñas. También limpio algunas casas. Mi marido tiene algo de trabajo por horas, desde casa. Lo más importante es lo que hemos conseguido con lo mal que está todo.
Y ahora a luchar por la homologación de los títulos y poder conseguir trabajo acorde a vuestra cualificación.
Sí. Esto es lo más complicado y todo está más lento por la situación de pandemia. Cualquier trámite se demora mucho. Sabemos que conseguir empleo duradero va a ser difícil pero poco a poco iremos buscando.
¿Están contentas las niñas en el colegio y el instituto?
Mucho. Gracias a Dios no han tenido ningún tipo de problema. Están felices y tranquilas. Las han tratado muy bien y nosotros estamos contentos y agradecidos. Era algo preocupante sobre todo para la que está en sexto que está entrando en la adolescencia. Teníamos algo de temor porque es más tímida pero la han apoyado mucho. Hablamos con el tutor del instituto porque nos dijo que no era muy participativa y había salido un poco baja de notas. Pero ahora sí, se siente mejor. Está integrada, habla y conversa más. Nosotros, como padres, vamos por nuestras hijas. Si ellas están bien, lo nuestro es seguir luchando.
Las últimas palabras de Milagro son de agradecimiento a la parroquia del Cabañal y a Cáritas. Un canto a la esperanza por la familia que han encontrado, en una situación muy difícil, que han hecho que no se sientan solos una vez más en un país extraño, que estén siendo su respaldo para salir adelante, su confianza y su seguridad.