Nueva ley de alcohol y menores de edad
Unos 6000 niños, niñas y adolescentes ingresan cada año en urgencias por intoxicaciones etílicas.
En marzo el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de ley sobre alcohol y menores de edad, resultado del trabajo de una comisión mixta Congreso-Senado. Legislar, para hacer prevención, es algo que no se podía posponer.
Unos 6000 menores de edad ingresan cada año en urgencias por intoxicaciones etílicas. El consumo de alcohol está creciendo entre la población más joven, un tercio de las personas entre 14 y 18 años ha hecho al menos un consumo de atracón en el último mes y algo más del 55% lo consume mensualmente.
Es el cuarto intento, de Gobiernos de diferentes tendencias, para crear un marco legislativo que prevenga el consumo de alcohol entre los menores de edad y, por lo tanto, genere salud y bienestar. Los anteriores intentos fueron de una u otra manera bloqueados por la presión de la industria del alcohol.
El objetivo es frenar el consumo entre los más jóvenes. El daño del alcohol en un cuerpo y especialmente en un cerebro que está desarrollándose, es mucho mayor que en el de una persona adulta, sin olvidarse de que no hay una cantidad segura de consumo de alcohol, todo consumo genera daño, luego el consumo responsable es la ausencia de consumo.
Como decía la Ministra, la nueva legislación pretende aglomerar un sin número de normativas dispersas, homogeneizando las que ya se aplican en los ámbitos autonómico y municipal. La ley todavía ha de sufrir su andadura parlamentaria y aquello que se apruebe no se convertirá en aplicable hasta pasados unos meses desde su publicación en el BOE, probablemente hasta un año después.
La ley actúa centrada en tres ejes: la prevención del consumo y la regulación y prohibición, tanto del consumo como de la venta y publicidad. Se han dejado fuera de las prohibiciones las bebidas fermentadas con 0,0 % de alcohol, como el vino o la cerveza 0,0. Sí que estarán prohibidas las bebidas tradicionalmente destiladas, aunque sean 0,0 % de alcohol. Nuestras legislaciones siempre han tenido una deferencia especial con las bebidas fermentadas, más en este caso, si no llevan alcohol. Pero no olvidemos que lo más preocupante no es la cantidad de alcohol que tiene la bebida, sino cuánto alcohol ingiere la persona.
Para el ámbito familiar se desarrollarán programas para dotar de herramientas a las familias en la prevención del consumo de alcohol de los niños, niñas y adolescentes, con especial atención a las familias en riesgo de exclusión y a los menores de edad que ya se encuentran afectados por consumo de alcohol.
En el espacio educativo se desarrollarán acciones de prevención desde primaria a los estudios universitarios y también en la formación del profesorado. Se fomentarán actividades extraescolares sobre estilos de vida saludables en las que no podrán participar entidades relacionadas con el negocio del alcohol. Los recursos sociosanitarios tendrán protocolos para detectar el consumo de alcohol en menores de edad y registros adecuados en su historial. Las intoxicaciones etílicas serán objeto de una evaluación integral en los servicios de urgencia, que podrá tener una continuidad asistencial.
En principio se prohibirá el consumo de alcohol a todas las personas en los centros educativos donde los asistentes sean menores de edad, también en centros de protección de menores y residencias de estudiantes que admitan a personas menores de edad, y por extensión, a cualquier centro de menores. También en espacios deportivos o de ocio, cuando las actividades hayan sido concebidas para menores de edad. Ya no se podrá ver el partido de categoría cadete tomando una cerveza o un gin-tonic.
Las fuerzas y cuerpos de seguridad podrán realizar pruebas de alcoholemia en los entornos donde el consumo de alcohol esté prohibido, empleando la tecnología menos invasiva con la que se cuente en cada momento.
Cualquier acción para reducir el consumo de alcohol ha de acompañarse de una gran campaña de sensibilización y educación, puesto que en nuestro país arrastramos una innumerable cantidad de mitos que atribuyen beneficios totalmente falsos al consumo de bebidas alcohólicas.
La labor de la prevención y creación de estilos de vida saludables no corresponde solo a los gobernantes. El grupo donde más se educa es la familia, desde la normalización de las actitudes y las acciones. Sobre todo, a través de lo que se hace, que ha de ser coherente con lo que les decimos. Cuando decimos una cosa y hacemos otra, siempre permanece la que hacemos. Por ello es importante que, como figuras educativas, nos planteemos nuestro ejemplo y seamos coherentes con lo que queremos para nuestros jóvenes.