Paco Collado: «Queremos ser solidarios y ayudar como nos han ayudado a nosotros»

Paco y su familia llegaron hace poco más de dos años a Alborache para ganarse la vida y para proporcionar un futuro a su hija. Vendieron en Venezuela un piso y sus objetos de valor para conseguir los billetes de avión y lo suficiente para subsistir unas cuantas semanas en el pueblo. Buscaron trabajo en lo que fuera y trabajo han encontrado los dos. La niña, con muy buen rendimiento en el colegio, solo echa de menos la familia que dejó atrás.

Paco, ¿como estáis viviendo esta situación de pandemia?

Es muy difícil explicar todo lo que está pasando por nuestras mentes y corazones. Un profundo agradecimiento hacia Dios por encontrarnos aquí en España, en Alborache. Solo de pensar por lo que estaríamos pasando de encontrarnos en Venezuela nos hace tener pesadillas.

La ayuda, el cariño, la amistad que nos ha ofrecido todo el mundo no tiene precio. El agradecimiento es múltiple hacia Caritas, el padre Dubiel, la Cruz Roja, el Ayuntamiento, la Sanidad Española (que para nosotros es excelente), la Escuela y todas las personas de este pueblo.

También hemos tenido la suerte, mi esposa y yo, de tener trabajo a pesar de mi edad y de lo difícil que ha sido conseguir la residencia para ella. La niña es feliz de estar aquí, muy feliz.

¿Qué es lo que más os preocupa?

El virus, como tal no nos asusta (aunque somos muy conscientes del peligro que representa) pero después de vivir hambre, miedo a que te asesinen bien sea de parte del Gobierno o la delincuencia, a tener que vivir confinados debido a estos peligros, lo hemos asumido y durará lo que tenga que durar.

¿Tenemos temores? Sí y muchos, por nuestras familias que dejamos atrás en mi caso hermanos y sobrinos, Dayana por su mamá, hermanos, abuela y Luz, nuestra hija, por lo mismo. Yo pienso todo los días que Dayana y Luz no tienen familia aquí pero nos tenemos unos a otros.

¿Y cómo ves el futuro?

Esta crisis es muy profunda y dejará marcas enormes en la sociedad de España, de Europa y del mundo entero. Nadie sabe qué consecuencias traerá para todos nosotros pero pase lo que pase yo, en primer lugar, debo estar unido a mi esposa y mi hija y ayudar, a quien lo necesite, así como nos han ayudado a nosotros. Ser solidarios con todos porque todos estamos pasando por este trago amargo. Y sobre todo, tener fe, esperanza y no llenar nuestros corazones de odio buscando culpables donde no los hay.

“Ayudar como nos han ayudado” no solo se convierte en el futuro de Paco y los suyos, deberá ser la consigna que mueva el ánimo de todos los que, juntos, tengamos que afrontar lo que vendrá por delante.