Agentes de Cáritas08/07/2022

Paco Mestre: «El curso de voluntariado me enseñó a cambiar el modo de mirar mi entorno»

Paco Mestre es voluntario de Cáritas Diocesana de Valencia desde hace más de dieciséis años.

Paco Mestre es voluntario de Cáritas Diocesana de Valencia desde hace más de dieciséis años. Estaba cercana su jubilación y ya sabía de antemano que la continuación de su vida profesional  sería el servicio en Cáritas. No perdió el tiempo, habló con Mari Nieves León, responsable entonces del programa de Voluntariado, realizó el curso correspondiente y en cuanto fue dueño de su tiempo, inició una hermosa aventura.

Paco es un hombre privilegiado. Privilegiado en muchas facetas de la vida. Intelectual y  profesionalmente ejerció como responsable de varios departamentos en la empresa privada, creó su propia empresa con la participación de sus ochos hijos que, de una manera u otra, colaboraron en su actividad para que, como él mismo dice, fueran rompiendo mano, que tuvieran un buen rodaje antes de volar por su cuenta. Su familia es grande y de estrechos vínculos y una buena salud le permite ser parte importante del programa de Economía Solidaria de Cáritas.

Paco, mucho trabajo, mucha responsabilidad familiar y tú pensando también en dedicarte al prójimo por medio de Cáritas.

Yo lo tenía muy claro y mi mujer, que ya era voluntaria en el proyecto Mare de Nazaret, me animó con entusiasmo.

¿Tenía que ser Cáritas necesariamente?

Sí. Vine a Cáritas diocesana. Le expliqué a Mari Nieves León quién era yo y cuál era mi experiencia. Por otra parte quería estar próximo a las personas más necesitadas. Una de las cosas que aprendí en el curso de voluntariado fue a cambiar el modo de mirar mi entorno. Y me enseñé a ver.

¿Fue fácil decidirte por un proyecto al que incorporarte?

Estuve dudando en qué proyecto entrar pero vi que lo mejor que me iba, para lo que yo había descubierto al pasar del modo mirar al modo ver, era el proyecto Simón. Estuve bastantes años en el proyecto. Fueron diversas zonas de València las que estuve visitando y acompañando a las personas en situación de sin hogar que por allí estaban viviendo. Yo les cogí cariño y creo que ellos a mí también. Tuve unas experiencias extraordinarias. He visto a personas que tuvieron éxito en su vida, como un boxeador, por ejemplo. Un hombre que estaba perdido. Al final se le consiguió llevar a una residencia donde falleció. Al entierro solo fuimos sus hijas y yo. Guardo una foto suya de sus buenos tiempos como boxeador de éxito.

Después pasé al programa prelaboral Mambré, con la gente que ya había dado un primer paso para salir de la situación de calle. Allí, en alguno de los talleres, reparábamos ciertos elementos que vendíamos después. Yo me ponía en contacto, por medio Wallapop, con compradores y ahora siguen vendiendo por el mismo sistema.

¿En qué momento decides pasar a Economía Solidaria?

Pues en un momento de meditación, tuve un pensamiento, “¿por qué no?”, me dije. ¿Por qué no dedicar mi tiempo de voluntariado a aquello que más conozco? 

Aparte de Cáritas, colaboré con la ONG SECOT (Voluntariado de asesoramiento empresarial) como responsable de Gestión de Calidad en toda España ya que era bastante conocedor del tema de calidad en la empresa que, en aquel momento, se estaba implantando en Cáritas con Nuria Baeza y Belén Lado como responsables.  

Entré, pues, en Economía Solidaria, en la relación con empresas. A veces nos dicen que somos los comerciales de Cáritas y yo siempre contesto lo mismo, «con la caridad no se comercia, nosotros somos enviados». Muchas empresas están todavía en “el modo mirar”. No saben cuál es la acción social que Cáritas hace a través de sus programas y proyectos. Aunque esté bien explicado en la web, la gente, desgraciadamente, no pierde mucho tiempo en navegar por ella y conocer todo lo que hacemos.

Nosotros nos dirigimos a la RSC, Responsabilidad Social Corporativa de las empresas que tienen entre sus valores objetivos de desarrollo sostenible. Tenemos una base de datos con más de trescientas cincuenta empresas, de las que cerca de un cincuenta por cien ya son donantes de Cáritas, bien económicamente o en especie. Empresas con Corazón las llamamos. En los años 2018 y 2019 se organizaron en la casa desayunos empresariales en los que nuestro director, Ignacio Grande, explicó cuáles eran los programas y proyectos de Cáritas y sus necesidades. Durante la pandemia atendieron todas las peticiones que Cáritas les hizo, sobre todo para equipar el hogar de Torrent de menores no acompañados o para acondicionar el convento que también en Torrent ha acogido a las personas llegadas de Ucrania. Vamos buscando nuevas empresas y les pedimos financiación para los proyectos  que más lo necesitan. Bajo el epígrafe “Dóna amb cor”, los titulamos así en este año 2022: La cesta de la compra, Encantada de conocerme, Bono vivienda, Caminar con las mujeres “poco a poco”, Voy a pasármelo bien, Acabemos con la brecha digital y Para saber más. En octubre pasado celebramos un acto de agradecimiento a las empresas, al que acudieron más de un centenar estas Empresas con Corazón.

En este momento somos siete voluntarios, todos con experiencia empresarial, para los que es un orgullo buscar empresas y que se comprometan a colaborar con Cáritas.

Un trabajo apasionante destinado, por medio de las empresas, a aliviar la situación de pobreza de muchas familias, a  ofrecerles vías para salir adelante, formarles para acceder al mundo laboral, acompañar a la infancia para que se fortalezca en su aprendizaje. Un trabajo digno de lo que el Evangelio nos enseña.