Que el Alzheimer no caiga en el olvido
Hoy, día 21 de septiembre, es el Día Mundial del Alzheimer.
Hoy, día 21 de septiembre, es el Día Mundial del Alzheimer. Nos hacemos eco de esta realidad para que esté presente cada día, ya que cada vez son más las personas que alcanzan una avanzada edad. Esta clase de demencia se manifiesta poniendo su mundo a girar sobre una órbita llena de confusión, miedos, frustración y, en algunos casos, olvido. No nos referimos al olvido que provoca el daño que esta clase de demencia genera, sino al olvido que en muchas ocasiones genera la sociedad sobre esta realidad.
Cuando tenemos un caso cercano, nos preocupa cómo prevenirlo, cómo detectarlo, cómo tratarlo y la parte científica investiga sin límite para encontrar la forma de evitar que nuestros recuerdos se desdibujen y sea imposible rescatarlos.
Desde hace años, la investigación científica corre sin pausa para entender mejor por qué surge la enfermedad del Alzheimer y cómo se puede actuar antes de que los procesos patológicos se inicien y de que los síntomas se manifiesten. Estas investigaciones y proyectos científicos tratan de mirar hacia el futuro y con esperanza, pero también debemos estar en el momento presente, mirando de frente a la enfermedad y con aceptación.
Quienes trabajamos con personas que son diagnosticadas de la enfermedad de Alzheimer debemos aprender a entender qué nos dicen sus miradas, cómo es la persona y cómo es su mundo para poder acompañarlas y preservar su dignidad.
Debemos tener claro que es necesario trabajar generando facilitadores, creando entornos que sean puntos de referencia para sus recuerdos más preciados, los que les haga conectar con sus sentimientos, aquello que ha marcado su personalidad y sus decisiones a lo largo de su vida. Y en un día como hoy, queremos resaltar la importancia de cuidar y facilitar la espiritualidad de las personas que sufren algún tipo de demencia, para que sigan próximos a su fe. En definitiva, el entorno debe ser una extensión de la persona para poder atender las necesidades que el Alzheimer genera.
Ese entorno estará apoyado por personas cuidadoras, familiares que deben aprender nuevos caminos para cuidar a las afectadas por el Alzheimer, que asumen funciones y responsabilidades para las cuales no están preparadas. Nadie les enseña cómo asumir ser cuidador o cuidadora de quien siempre les ha cuidado. Es muy importante que esa mirada que debemos mantener en el presente nos sirva para atender las emociones de las personas cuidadoras, ya sean familiares o profesionales. Tanto unas como otras deben lidiar con las dificultades relacionadas con la gestión de los síntomas que la enfermedad puede desencadenar. Por eso, la sociedad, en un día como hoy, debe hacer más presente esta realidad, la de los cuidadores y las personas cuidadas y luchar contra el olvido.