Análisis y reflexión30/03/2024

Sábado Santo: la fidelidad del silencio

El silencio es hoy nuestra ofrenda al Jesús que descansa en el sepulcro.    

Están todos juntos. Derrumbados de dolor, de angustia.

¿Qué han hecho con Él?

¿Qué pueden hacer ellos ahora?

Los pensamientos están paralizados.

Un cielo nublo amortigua cualquier atisbo de palabra que pueda surgir de la boca de quienes han visto la sinrazón de lo que los hombres poderosos han hecho con Jesús. ¿Una explicación? ¿Una justificación? Nada.

Las mujeres y los hombres que han estado a su lado, que le han visto agonizar, pedir al Padre el perdón para quienes le han torturado y morir clavado en una cruz, que han llorado y golpeado con los puños su pecho y la tierra manchada de sangre, solo esperan que pase la negra noche.

La espera será larga, segundo a segundo, mucho tiempo para encontrarse de nuevo con Él. No lo dudan. Él dijo que al tercer día resucitaría. Ni esa esperanza les calma de lo que han visto hacer con Él.  

Una y otra vez tocan discretamente a la puerta. Son Simón y José y otros hombres y otras mujeres que quieren acompañarles, esperar con ellos lo que su fe les proclama como una explosión de vida nueva en su interior.

Las cenizas del hogar acentúan el silencio de quienes esperan. Han querido cerrar las ventanas para que nadie presencie la intimidad de su silencio. Esta noche no hay sueño que les distraiga de su ahogo, de su desolación.

El silencio es la ofrenda de todos ellos al Jesús que descansa en el sepulcro.