Análisis y reflexión03/04/2021

Sábado Santo: Vigilia Pascual

Hoy es Sábado Santo. De la mano de Mª José Varea, nos adentramos, como cada año, en los días fundantes de nuestra fe.

La noche envuelve todo Jerusalén en oscuridad y silencio. El sonido del silencio ondula lento, impasible, por huertos, ciudad y caminos.

Silencio expectante, de fuego y agua. Y en silencio esperamos que se cumplan las Escrituras.     

Noche larga, de temor, de espera. Noche de Dios porque todo está en sus manos.

Todos estamos pendientes de María. No hay consuelo para asimilar el dolor infligido a su Hijo, ni tampoco palabras. Estamos a su lado y eso basta.

La noche avanza lentamente. Afuera el silencio es quieto, santo, compadecido de la muerte del Hijo de Dios, de la soledad de su Madre. El silencio de aquí adentro es santo, es de esperanza, de fe.

El rostro de María se va trasformando, poco a poco. Sus rasgos se suavizan y su mirada se vuelve serena, perdida en una inmensidad que solo ella conoce. Inmensidad que todos presentimos.

Atrás dejamos la tristeza  y esperamos, expectantes, la primera línea clara del alba. Será el gran día, día de fuego nuevo, de salvación, de triunfo de Jesús, Hijo de Dios. Triunfo de la vida sobre la muerte.