Acción social25/11/2020

Veinte años trabajando con las mujeres y contra las violencias

El Ayuntamiento de Valencia ha otorgado hoy un reconocimiento al Programa Jere-Jere por la labor desarrollada durante estos 20 años.

«Hola a todas
Supongo que sois conocedoras que el Ayuntamiento de València ha otorgado un reconocimiento al Programa Jere-Jere por la labor desarrollada durante estos 20 años. Un reconocimiento a nuestro trabajo en la atención integral a las mujeres en contexto de prostitución y trata, favoreciendo sus procesos de cambio y apoyando su autonomía y recuperación.

Os escribo a todas las que habéis hecho posible que este programa haya ido creciendo poco a poco, a todas las que habéis puesto vuestro granito de arena para ir construyéndolo y consolidándolo. Las que llevamos mucho tiempo en Cáritas y hemos ido cambiando de tarea sabemos que ninguno de los proyectos o acciones que llevamos adelante nos pertenecen, sino que son la suma de los esfuerzos, ilusiones y empeños de muchas personas que han pasado por ellos. Cada uno desde el ámbito y la parte que le ha tocado, bien sea en atención directa, coordinado el proyecto, dándolo a conocer o apoyando desde administración.

Sin duda Jere-Jere ha andado un camino que hoy está lleno de las huellas de todas las que habéis pasado por él. Creo que así construimos en Cáritas, recogemos el testigo y seguimos avanzando.

En nuestro reconocimiento está, por encima de todo, el de las mujeres que han sido capaces de andar también ese camino y encontrar otro sentido a su vida. Creo que es eso al final lo que nos llena, nos ayuda a afrontar los momentos difíciles y nos estimula a seguir caminando.

Enhorabuena y felicidades a todas. Este reconocimiento tiene una parte de cada una».

Este es el mensaje que el pasado viernes se encontraron en sus bandejas de correo algunas mujeres trabajadoras de Cáritas Valencia que han pasado a lo largo de los últimos 20 años por el Programa Jere-Jere. Las palabras de la secretaria general de Cáritas son una muestra sencilla y a la vez, profunda, de lo que, desde la institución y desde otros espacios en la ciudad se piensa sobre este proyecto, que inició un sacerdote de la Comunidad Adsis, Carlos Jarque, con un grupo de personas voluntarias entre los años 1997 y 1998. En aquel momento, detectaron una nueva realidad de feminización de la pobreza, con la aparición de mujeres, en su mayoría de origen subsahariano, que eran prostituidas. Se empieza a visibilizar el fenómeno de la “prostitución callejera” en la ciudad de València. El equipo empieza a visitar a las mujeres en los lugares donde ejercen la prostitución, alertado ante la creciente preocupación de vecinos y autoridades. De esta manera, tomando contacto directo con Ellas, conociendo su situación, sus necesidades y expectativas, se empieza a gestar el Programa.

Entre los años 2000-2001, un equipo de profesionales y de voluntariado de Cáritas Valencia inician una tarea de acompañamiento personalizado a un grupo de estas mujeres, lo que permitió un mayor acercamiento a ellas. En este contexto, se pone en marcha el programa Jere-Jere, proyecto centrado especialmente en la atención a mujeres que ejercen la prostitución en la calle y que en ese momento son mayoritariamente de origen subsahariano, fundamentalmente, mujeres nigerianas.

Siguiendo en la búsqueda de alternativas y tratando de coordinar esfuerzos para la mejora en la atención de estas personas, desde el Ayuntamiento de València se promovieron reuniones con Cruz Roja y Cáritas, como entidades que ya colaboraban en el Centro de Atención a los sin techo (CAST) que coordinaba con las mujeres en aquellos primeros tiempos. De este trabajo de coordinación surge un Convenio entre el Ayuntamiento y Cáritas, que ha venido renovándose hasta la actualidad. En los años posteriores, en el mencionado convenio también participarán las consellerias de Sanidad y Bienestar Social y Delegación del Gobierno.

Desde entonces y hasta la actualidad, Jere Jere ha seguido acompañando a cientos de mujeres, víctimas de este tipo de violencias, intentando ayudarles a recuperar su dignidad, su autoestima y la capacidad de decisión sobre sus vidas, en el reconocimiento de sus derechos fundamentales y en el desarrollo de un proyecto de vida libre y autónomo. Las múltiples discriminaciones que viven necesitan una respuesta integral, desde diferentes ámbitos y a través de un proceso adaptado a las características de cada una. Durante todos estos años muchos profesionales y voluntarias y voluntarios han participado en el Programa, para acompañar a las mujeres que viven esta situación e intentar hacer realidad la igualdad de oportunidades, trabajar en su empoderamiento para que sean protagonistas de su propio desarrollo, y facilitar la protección integral de las víctimas.

Los procesos personales que acompañamos son muy largos. Las mujeres llegan a nuestro proyecto con una gran carga de violencia, miedo y desconocimiento del contexto más cercano. Se intenta poner en marcha todos los recursos y prestaciones propias y externas, que posibiliten la autonomía de la mujer y la recuperación de su dignidad y libertad.

En la recepción de este reconocimiento, nuestra compañera, Lilian Lem, ha concluido sus discursos con estas emocionantes palabras:

«En sus inicios Jere-Jere comienza acompañando a muchas mujeres procedentes de Nigeria. En su territorio se habla Edo, y en ese dialecto jere jere significa “poco a poco” que son adverbios que definen el trabajo que se lleva a cabo en el programa: poco a poco nos acercamos a las mujeres en los contextos donde ejercen; poco a poco vamos creando el vínculo necesario para poder llegar al grado de confianza necesario para plantearles posibilidades y salidas de su situación; y… poco a poco, con el esfuerzo en el día a día, algunas mujeres consiguen cambiar el rumbo de sus vidas.

Aunque partimos de una realidad tan dura, tenemos la gran suerte de haber conocido y seguir conociendo a tantas mujeres, supervivientes, que nos han ido marcando y enseñando el camino a seguir. Gracias».