Nuestro día a día29/07/2022

Verano

Este blog también se coge unas semanitas de vacaciones con un #CuentoDeLosViernes que, como siempre, nos hace pensar.

¿En qué nos vamos a fijar para hablar de este verano que ya llevamos a medio camino? Hay una rutina amable y tranquila que nos acuna desde las calles y lugares de ocio con las terrazas de los bares llenas de gente que comparten cervezas y refrescos, de tumbonas en las playas,  de botas de montaña y gorra en los senderos rurales, de parques infantiles con niños chillones que disfrutan del aire libre y de la ausencia de cole.

Y también podemos fijarnos en esa casa de vecinos, de cinco plantas, que nos presenta el último informe FOESSA para plasmar su último análisis de la Comunitat Valenciana. ¡A quién no le gustaría vivir en el quinto piso! Buenos ingresos que aumentan cada año, todas las comodidades domésticas y un buen ascensor que permite llegar al hogar sin esfuerzo. Un lugar que permitirá a sus dueños o inquilinos pasar, al menos en lo material, un verano con el que todos soñamos. Los del primer piso ya es otra cosa, ya se conformarían con hacerlo en dos tramos más arriba y, vaya, también en uno.

Es verano y estos inquilinos de la planta baja tienen un respiro y no es que el aire acondicionado les permita vivir fresquitos.

No, no. Es que los adultos tienen un contrato de trabajo temporal y con ese respiro pagarán los atrasos del alquiler, los suministros y comprarán alimentos de mejor calidad aunque se hayan puesto por las nubes.

Estos vecinos de la planta baja ven la tele y sienten una ligera esperanza en que todo mejore porque se han fijado en las expresiones placenteras y confiadas de los que se han reunido en Madrid, esos de la OTAN. Son los mandamases del mundo y los que velan por que todo vaya bien a sus habitantes. Sonríen y se abrazan. Sus acompañantes, con unos vestidos preciosos, van por la ciudad visitando museos y monumentos. Muy contentas también. Eso es que todo va a ir a mejor.

La vecina que se fija mucho y nos lo cuenta es María. A ella le va bien en el trabajo. Limpia cuatro casas todas las semanas y aunque no le suben las horas porque le dicen que no pueden, es lista como el hambre y se administra muy bien. La ayudan en Cáritas y a su marido le acaban de hacer un contrato de tres meses en un bar. Después a lo que salga.

— María, ¿cómo va el verano? Mucho calor.

— Eso lo dirás tú. Mira.

Saca del bolso un gran abanico y ¡rassss! Lo abre con arte y lo mueve, con más arte aún, de parte a parte de su pecho.

— Y en casa lo mismo. Pongo una sábana en el sofá y en los sillones y tan ricamente. Los chicos son los que se quejan pero, si hacen los deberes y se portan bien, los mando a la piscina. Los deberes lo primero, que quiero que estudien y sean gente de provecho y bien colocados, no como nosotros que pasamos tantas penalidades. Cuándo veo en la tele lo de la guerra, eso de la inflación y que nos quitan el gas, me da miedo por ellos. Como en las casas que limpio no me puedan dar ni migajas, veremos. Yo guiso con butano y… en el telediario me levanté del sillón y me fui al cuarto. Abrí el altillo del armario y allí tenía las mantas bien dobladas. ¿Sabes lo que pensé? Que ya no podría comprar bombona para la estufa pero que las mantas nadie me las podría quitar.

— María, sabes que siempre puedes contar con Cáritas.

— ¡Ay, cariño, si lo sé! Lo que no quiero perder es el buen humor y que los chicos me vean derrotada. Si me ven contenta y riñéndoles por cualquier cosa ellos están tranquilos y mi marido también. Él, pobre, confía mucho en mí. Yo es que lo arreglo todo aunque no tenga un duro. Ya sabes…

Ay de ti, Cáritas. En tus 75 años de historia has tenido que enfrentarte a situaciones muy complicadas. Te inventaste como caricia de Dios a sus preferidos, los pobres y en este largo periodo has tenido que reinventarte, día a día, para hacer frente a un mundo injusto que solo vela por los intereses de los poderosos. Una vez más tienes que demostrar la grandeza de tu abrazo evangélico. Han sido tantos los caminos que has abierto, que  has reforzado… Has anunciado a Dios, has denunciado la miseria de los poderosos y te has abajado hasta el sufrimiento más recóndito para levantar cabeza junto a los desheredados del mundo.

Este verano, Cáritas, se está presentando con tantas incertidumbres, con tantos temores, con tantos frentes abiertos, mires por donde mires, y bien sabemos, con confianza, que estás ahí, con tu gente, como una piña, para aliviar el mal del mundo. Inventada y reinventada, corazón enorme hecho de infinitos pequeños corazones, cachitos de Dios, dispuesta, como siempre, a no abandonar a las víctimas de este mundo injusto.