Análisis y reflexión17/07/2025

Verano 2025

Con el verano llega un tiempo para plantearnos algún cambio en nosotras mismas y en nuestra vida para mejorar y que otros puedan mejorar.

Un calor sofocante en la calle de estos primeros días de verano, un fresco extremadamente peligroso en centros comerciales y zonas de ocio y miradas distintas sobre lo que ocurre en nuestro mundo, cerca y jejos, pero que a todos repercute. Una inestabilidad política, cerca y lejos, que preocupa; guerras implacables que matan inocentes y destruyen hogares y medios de vida, lejos, sí, pero que claman en cada conciencia; y un tiempo por delante para vivir como queramos o como podamos y plantear algún que otro cambio en nosotras mismas y en nuestra vida para mejorar y que otros puedan mejorar.

Han pasado los meses y el rayo de luz que surgió, en forma de impensable ayuda humanitaria, de la mayor tragedia que ha sufrido Valencia todavía nos envuelve, nos ilumina y nos hace reflexionar sobre la importancia y la fuerza de la unión, de la decisión incondicional de tantas, sobre todo, personas jóvenes que se echaron a la acalle a ayudar como hiciera falta.

Un símbolo revoloteando por encima de una azotea nos hizo creer que si en algún momento la esperanza se había embarrado entre tanto dolor, resurgiría de nuevo con el valor y la determinación de nuestra gente.

Un pequeño tallo de hojas minúsculas, brote de vida entre el lodo, alentó nuestra fe en que entre todos haremos que sanen las heridas de quienes tanto han perdido.

Una noticia en prensa que habla de compromiso y creatividad. Una convocatoria promovida para jóvenes emprendedores, “como motor de transformación social” que presentan proyectos innovadores para la reconstrucción de las zonas afectadas por la DANA ha reunido a más de 500 jóvenes de los pueblos afectados apoyados por instituciones y personal docente.

Y una reflexión sobre la actuación de nuestra Cáritas y su intervención en el territorio. No ha habido, no hay, descanso para su voluntariado, párrocos y personal técnico. Se ha acompañado, trabajado en equipo, escuchado, consolado, alentado, ayudado económicamente con el apoyo de empresas y particulares.

Se ha valorado y analizado cada situación para mejorar, optimizar y crear nuevas fórmulas que aporten nuevas oportunidades.

No ha importado el origen, la cultura o las creencias. Todos a una para salvaguardar el ánimo, el deseo de luchar, de seguir adelante, de reponer, de reconstruir vidas y hogares.

Un verano tórrido que no impide que tengamos un corazón fresco y desinteresado, una conciencia siempre conmovida para estar en todo momento cerca de quien sufre de una manera u otra las injusticias de la vida, cerca o lejos de nosotros.