Cáritas parroquiales21/06/2022

Vicent: «Últimamente veo en ellos más tristeza porque se dan cuenta de que el tiempo avanza y la situación no mejora»

Hablamos con Vicente, párroco de Bocairent, que nos cuenta cómo está siendo la convivencia con las familias ucranianas.

¿Qué labor se está desempeñando con ellos?

Una labor de acompañamiento. Las personas voluntarias, que son quienes los están atendiendo, se encargan de acompañarlos en todo momento y en todo lo que necesiten: al médico, a comprar, a solucionar el tema de papeles y escolarización de los niños y niñas…

Lo que se ha hecho aquí en Agres ha sido como un proyecto interparroquial. Yo soy párroco de Bocairent. Allí, Cáritas sí que es un poco más grande, pero Agres y Alfafara son pueblos más pequeños que no podían asumir el acompañamiento de una familia. Lo que hicimos fue reunir los tres equipos y habilitar una vivienda entre las tres Cáritas para atender a la familia.

¿Cómo fue el primer contacto?

El primer contacto fue un poco incómodo. Se notaba la tensión que tenían al venir de la situación de la que venían. Se les notaba el dolor de haber visto los horrores, de haberse separado de la familia, de vivir una guerra de cerca. Aquí, por ejemplo, ha venido una mujer con los hijos mientras su marido se ha tenido que quedar en su país.

¿Existen problemas de comunicación por el idioma?

Es verdad que no hablan nada de español, a esto se suma que las voluntarias son gente mayor. Usamos una aplicación que solo hace falta hablar al móvil para que se traduzca del español al ruso y del ruso al español. Además, me impresionó que sin decir nada lo decían todo. No hablan español, pero la gratitud siempre está presente en ellos.

¿Cuál ha sido la respuesta del pueblo? ¿Y del voluntariado?

El pueblo se está volcando. Tienen mucha iniciativa a la hora de ofrecerles todo lo que puedan. Desde Cáritas, también hemos recibido muchas donaciones para las familias.

El voluntariado por su parte, está muy atento a todo lo que necesitan, están todo el día con ellos, ofreciéndoles su acompañamiento para que se sientan arropados en todo momento.

¿Cómo ve a las familias ucranianas?

Se están adaptando, es difícil, es un esfuerzo enorme, pero son muy, pero que muy agradecidos. Poco a poco se están acostumbrando. Pese a esto, sí que es verdad que últimamente veo en ellos más tristeza porque se dan cuenta de que el tiempo avanza y la situación no mejora.

¿Cómo lo está viviendo personalmente?

Por un lado, ha sido enriquecedor poder ayudarles en estos momentos, tanto personalmente como párroco como para la comunidad cristiana; pero también ha sido doloroso, como una inyección de realidad porque a veces nos quejamos de cosas que viéndolos a ellos, dejan de tener importancia y nos hace ver que estamos en una situación privilegiada.