Agentes de Cáritas11/07/2025

Una familia para Salib y para María

La situación personal de ambos requería de un hogar tranquilo y de un apoyo humano solícito y entregado.

Salib de 27 años y María de 41 han llegado al Centro de acogida San Esteban por caminos bien diferentes. Su situación personal requería de un hogar tranquilo y de un apoyo humano solícito y entregado.

Para ellos ha ocurrido el milagro. El Centro, de Cáritas, abrió sus puertas en 2017 para dar acogida nocturna a personas sin hogar, solo durante los meses de más frío en Valencia. Desde principios de este mismo año, con la participación de la Administración local y autonómica y con el apoyo de donantes particulares, abre todos los días del año y presta atención especializada a las personas allí alojadas.

Con la ayuda de María, que le entiende muy bien, Salib nos cuenta que lleva siete años en España. Vino de Pakistán, uno de los países más pobres del mundo, en busca de un trabajo, de una vida digna y de un futuro. Él se esfuerza por entender y hacerse entender y la verdad es que lo vamos consiguiendo. Su mirada es serena y sus gestos pausados. Escucha atentamente y se apoya en María a cada palabra que no comprende.

En los dos jóvenes se desprende la ternura, la paz y la confianza.

María, guapa y de sonrisa espontánea, vino de Rumanía hace siete meses. No es la primera vez que busca destino estable en Valencia. En 2004 dejó los estudios y llegó por primera vez a nuestra tierra. No encontró trabajo y volvió a su país a retomar su formación en Enfermería. Una vez acabada volvió de nuevo en septiembre del año pasado. Trabajar de enfermera y ayudar a los demás eran sus grandes objetivos. Aquí vivía su hermano y sentía que este sería su lugar. Hasta que tenga homologado su título puede trabajar en el cuidado de personas mayores o enfermas. 

Salib pronto consiguió trabajo en restaurantes, limpiando cocinas y algo en el campo. Para él era un buen empezar.

Hace dos años le diagnosticaron una enfermedad en el riñón y tuvo que someterse a diálisis hasta que llegó el trasplante. Se  truncaron sus sueños y se sintió solo como nunca. Sin familia, sin un apoyo sólido, sin poder trabajar y sin recursos para vivir bajo techo. Necesitaba ayuda urgente, habló con la trabajadora social y se encontró con el milagro de San Esteban, como María, que aun teniendo familia, fue aquí donde halló quien la amara desinteresadamente.

María empezó a vivir en casa de su hermano y su cuñada. En octubre entró a trabajar de interna cuidando a una persona mayor. No tardó mucho en hacerse presente el cáncer de mama y fue preciso dejar el trabajo. El mayor desengaño lo sintió cuando su familia decidió echarla de casa al quedarse sin recursos. Pudo ir a casa de una amiga hasta que encontrara un sitio donde dormir. Pero solo unos días.

Gracias a Internet se encontró con Cáritas. Explicó su situación y la mandaron a Mambré, de allí a los Servicios Sociales y ya derivada a San Esteban. Empezó a hacer talleres y a tener un lugar donde vivir. ¡María ya estaba en casa!     

Hace tres semanas que la han operado y piensa volver a los talleres de Mambré la semana que viene. Se está recuperando muy bien y en cuanto le den el alta empezará a buscar trabajo. En la casa en la que trabajaba antes tenía contrato y como estuvo seis meses, ahora ha empezado a cobrar el subsidio de desempleo. La homologación del título ya la tiene en marcha. Toda la tramitación que ha necesitado, todo el apoyo, con la ayuda de Cáritas.  

Salib tiene un posoperatorio sosegado. Personal del centro, como Isa o Pepe, le acompañan al hospital y también a María. A Salib le ayudan a hablar con el médico. Ya en el centro se ocupan de la medicación, de las nuevas citas y de todas sus necesidades. Todos son tan amables. Esto es como si fuera su casa de verdad.

Salib y María tienen planes inmediatos. Mientras le llega el alta, Salib aprenderá bien el castellano y después le gustaría estar de ayudante de cocina. En el campo ya no podrá trabajar. Por el sol y los esfuerzos. María repasará sus apuntes de Enfermería y hará algún cursillo. Ganas no les faltan.

Silvia, Javi, Lili, Isa, Pepe… todo un equipo que da la vida a los que sin ellos lo tendrían muy, muy difícil para sobrevivir en condiciones dignas en medio de una sociedad precipitada y desconocida.